A primera vista, la respuesta a la pregunta planteada en el título parece clara: China.
Indudablemente, el gigante asiático gobernado con mano de hierro por Xi Jinping ha conseguido borrar prácticamente del todo el virus de su territorio, ha recuperado el ritmo habitual de su economía y ha permitido a sus ciudadanos volver a hacer vida normal.
Sin embargo, nada de esto era evidente el pasado mes de febrero. En ese momento la situación parecía fuera de control y muchos preveían un desastre por el presidente Xi. Pero Beijing, especialista de la organización a escala masiva, acabó por reaccionar decididamente y en pocas semanas la situación mejoró notablemente.
Las cifras oficiales chinas reconocen unos 4.770 muertos por Covid-19 en el país. Aunque estén maquilladas, no tienen nada que ver con las más de 330.000 en los Estados Unidos. Y las cifras de muertes per cápita en países europeos como Francia, Reino Unido, Italia y España son aún peores que las estadounidenses.
No sólo eso, sino que China será una de las pocas economías que crecerá en el año 2020. Las previsiones del momento en que China se convertirá en la primera economía mundial han avanzado de nuevo.
A nivel internacional, China de Xi Jinping parece más avanzada y mejor organizada que Occidente. Se podría decir incluso que es más capaz de proteger a sus ciudadanos de una pandemia.
Pero, a pesar de todos estos buenos puntos, el prestigio internacional del país ha dado marcha atrás .
Una encuesta reciente del centro de estudios de opinión Pew Research realizado en 14 países de la OCDE ha demostrado que en nueve de ellos la percepción de sus habitantes respecto a China nunca había sido tan negativa. En todos ha empeorado respecto al año pasado.
Parece pues que los esfuerzos de la propaganda china para desviar la atención sobre su falta de reacción inicial han sido en vano, al menos entre los países desarrollados.
La contra-narrativa emitida desde Pekín no ha funcionado, y la agresividad del aparato diplomático chino, particularmente elevada estos últimos meses, ha acabado siendo contraproductiva.
Ante China, es indudable que Europa y Estados Unidos han sufrido un fuerte golpe a su prestigio. La mala gestión que se ha hecho en ambos lados del Atlántico pasará factura.
Pero Europa, y sobre todo los Estados Unidos, han vuelto a demostrar su liderazgo científico desarrollando vacunas que utilizan técnicas nuevas en un tiempo récord. Si los programas de vacunación son eficaces, se podrá recuperar parte de la reputación perdida.
La Unión Europa ha llegado a finales de año habiendo superado la prueba más formidable desde la crisis financiera de hace 10 años.
Pese al caos inicial de la primavera, los 27 han terminado aprobando los presupuestos plurianuales, han pactado un plan de recuperación de una magnitud sin precedentes y han negociado con éxito la salida del Reino Unido del bloque.
Estos hechos dan un mínimo de confianza para encarar un 2021 que se anuncia muy duro desde una perspectiva socio-económica.