Campaña andaluza: Sánchez y la creación de empleo. Una realidad engañosa

La opinión publicada es casi unánime. En Andalucía ganará con claridad el PP, y Vox registrará un incremento extraordinario. El PSOE lucha por salvar los muebles, es decir, no quedar por debajo de los 33 diputados que logró Díaz y que entonces representaron el peor resultado de toda la historia electoral de los socialistas en Andalucía. Por su parte, quiera que no, Yolanda Díaz examina su futuro proyecto con los resultados que pueda sacar a la coalición Adelante Andalucía.

Así las cosas, y ante el difícil panorama para la izquierda, la primera intervención electoral de Sánchez ha ido dirigida a movilizar a sus electores a partir de dos ejes. Uno, que parece tener un efecto dudoso, el temor a Vox. El otro, mucho más evidente, los logros en el empleo y otros aspectos laborales.

Es cierto que puede presentar resultados concretos como el extraordinario número de contratos indefinidos, el incremento obtenido por el salario mínimo interprofesional, el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones y, sobre todo, el aumento del empleo, que ha significado un récord en afiliados a la Seguridad Social y situar por debajo de los 3 millones la cifra de parados. Una magnitud nunca vista desde que se inició la crisis. También es verdad que del resto poco puede ofrecer. Globalmente, lo define un hecho: España está a la cola en la recuperación económica y no alcanzará el nivel de PIB precovid hasta finales de 2023 o 2024. Este hecho obliga a interrogar sobre las cifras de paro. Cómo es posible que éste se sitúe en niveles casi de precrisis mientras que no nos hemos recuperado de la caída de la covid.

Hay tres razones que lo explican. La primera es el extraordinario crecimiento de los contratos fijos discontinuos. Como es sabido, esta modalidad ha venido a sustituir por ley al contrato temporal. Desde siempre los contratados bajo esta fórmula no contaban en la cifra de parados, pero está claro que este hecho tenía una escasa relevancia cuando eran un tipo de contrato excepcional. Ahora que se han transformado en mayoritario, realmente lo que hacen es maquillar la cifra de parados. Habrá muchas personas que trabajen sólo 4 o 5 meses al año y no figurarán en la lista de parados cuando estén sin trabajo. Por esta razón la realidad de la situación laboral se vería mucho más clara si en lugar de contratos y personas se dieran a conocer las horas realmente trabajadas.

La segunda cuestión es cómo está creciendo el empleo. El observatorio del mercado de trabajo y modelo productivo ofrece una buena información en este sentido. La radiografía que aporta su análisis, como la que evidenciaba Modesto Guinjoan el pasado 15 de mayo en La Vanguardia, nos da una radiografía de por donde crece el empleo y sus consecuencias. Las cuatro primeras ocupaciones en cuanto al número de contratos y personas son los peones de industrias manufactureras, los camareros, los vendedores de tiendas y almacenes y el personal de limpieza, seguidos de los monitores de actividades recreativas, los peones de transportes de mercancías, los auxiliares de enfermería hospitalaria, los administrativos con atención al público, los enfermeros no especializados y los peones agrícolas. Como se puede constatar son actividades en general de baja productividad y de remuneraciones que se ubican también en la banda baja.

En contrapartida, los 10 empleos mejor clasificados sólo representan entre 0,2 y el 0,4 de los contratos totales firmados. Éste es el perfil que se obtiene de la actual dinámica laboral y explica que el empleo vaya por un lado y el crecimiento del PIB por otro, porque la productividad en muchos puestos de trabajo es muy baja.

El tercer factor a tener en cuenta es la inflación. Es bien conocido que ésta tiende a favorecer el paro de la misma forma que se produce el efecto contrario con las situaciones deflacionarias. Este hecho se ve multiplicado en nuestro caso por el efecto del dinero barato con tipos de interés que están poco por encima del 0%. Este escenario estimula la demanda de puestos de trabajo, sobre todo de aquellos que tienen un menor coste. En la medida en que el tipo de interés suba, como lo hará, y la inflación tienda a moderarse, se producirá claramente una inversión del fenómeno.

En resumen, los resultados laborales del gobierno son meritorios, pero al mismo tiempo en su seno incorporan una serie de indicadores sobre problemas graves que pueden pasar factura muy pronto, por ejemplo a partir del otoño.

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