Y no nos referimos a la numerosa de denuncias frustradas contra Colau, sino a que las obras emblemáticas de su gobierno hayan sido llevadas a los tribunales por varios sectores de la ciudadanía. Es el caso de la supermanzana en el que además se da la circunstancia de que el abogado firmante del recurso que pide la suspensión cautelar de las obras es Garcia Bragado, una persona de una larga trayectoria de servicio en el Ayuntamiento, sobre todo como técnico y también como teniente de alcalde. Es una persona que ha estado vinculada al ámbito municipal como técnico hasta el 2007 cuando fue concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento como independiente en la lista del PSC en el período 2007-2011. Es, por tanto, un buen especialista en urbanismo y el fundamento de su alegación es muy concreto y claro.
El Ayuntamiento para llevar a cabo la transformación de la supermanzana es que se debe tramitar una modificación del plan urbanístico metropolitano porque los cambios que introduce son de gran magnitud urbanística, y no pueden resolverse como si se tratara de un cambio de pavimento que es la vía que ha escogido el Ayuntamiento. Simbólicamente, también es grave el hecho de que esta transformación radical se lleve a cabo sin haber tenido lugar la información pública y la correspondiente posibilidad de presentar alegaciones. De hecho, el Ayuntamiento va tan rápido que ha licitado la obra sin aprobar el proyecto. Todo esto es un desbarajuste difícil de justificar. Y también está recurrida ante los tribunales por los comerciantes y la patronal, la reforma de la Vía Layetana que pretende ser otro emblema municipal.
Una conclusión de estos asuntos es que Colau, a diferencia de los demás ayuntamientos, que intentaban en cada gran acción ampliar su mayoría social, nuestra alcaldesa hace exactamente todo lo contrario, se reduce a satisfacer su núcleo de fieles, bajo el convencimiento que dada la gran fragmentación y polarización electoral lo que importa es tener una minoría lo suficientemente grande, porque digamos que con un 12% del total de electores si la participación no es demasiado grande se puede acabar siendo el primero de la clase.
Mientras, los problemas de Barcelona siguen tal y como estaban. Y algunos, como el de la gente que duerme en la calle, son dramáticos. Su número se ha visto incrementado durante el período de Colau sin que hubiera un incremento paralelo en su atención, y esto se pone de manifiesto ahora, donde a pesar de las elevadas temperaturas, el Ayuntamiento no tiene ningún plan de acción para paliar el sufrimiento de personas que viven todo el día en el cielo raso sobre el asfalto.
A estas alturas, los índices de contaminación de Barcelona son ya mayores que los precovid. Ha desaparecido todo efecto de la ZBE, si es que éste llegó a ser mínimamente significativo, porque el Ayuntamiento no ha rendido cuentas de la que fue una medida tan radical que impedía a una serie de ciudadanos utilizar su coche, aunque hubieran de pagar impuestos por él. Una medida que la justicia ha tumbado, pero que el Ayuntamiento no hace nada por asumir el resultado, el error y paliar el daño que ocasionó a muchas familias, básicamente de ingresos bajos, porque son éstas las que no pueden cambiarse el coche por un modelo más actual.
Sin embargo, una buena noticia planea sobre la ciudad. Según las fuentes oficiales, Barcelona ha recuperado y superado el nivel comercial que tenía antes de la pandemia, con lo que el 2º trimestre de 2022 supera en un 13% el mismo período del año 2019. Con la única excepción del vestido, el calzado y la moda. Según la Oficina Municipal de Datos del Ayuntamiento, la ciudad ha recuperado el pulso económico. Ahora habrá que ver cuánto dura, porque todos los indicadores señalan que a la vuelta del verano el retroceso será considerable. Mientras tanto, celebrémoslo.