El Báltico, un lago de la OTAN tras la adhesión de Suecia y Finlandia

Superado, en principio, el veto turco a Suecia, Estocolmo y su vecina Finlandia han hecho que el mar Báltico se convierta en un lago de la OTAN. Se trata de un cambio fundamental de la geopolítica regional, puesto que estas aguas «tibias» han sido durante siglos una verdadera obsesión para Rusia.

Un poco de historia

En 1703, el zar Pedro el Grande fundó la ciudad de San Petersburgo precisamente para dar un acceso permanente al mar en Rusia, especialmente durante los largos meses invernales durante los cuales la ruta del Ártico se hacía del todo impracticable.

Si bien por el zar la ciudad debía convertirse también en «la ventana de Rusia hacia el mundo occidental», durante el siglo XX en particular la presión soviética, que entonces controlaba toda la ribera este y sur del Báltico hasta la difunta República Democrática Alemana, hizo uno de los puntos calientes de la Guerra Fría.

Mientras duró el conflicto entre ambas superpotencias, sólo Dinamarca y Alemania Occidental formaban parte de la Alianza Atlántica entre los países costeros del Báltico.

Suecia y Finlandia, debido a la proximidad geográfica con Rusia y a la historia reciente (Suecia se mostró conciliadora con la Alemania nazi, mientras que Finlandia llegó a combatir junto al III Reich para recuperar los territorios perdidos durante la guerra fino-soviética del 1939-40), apostaron en cambio por la neutralidad.

De hecho, a lo largo de la Guerra Fría las aguas bálticas protagonizaron numerosos incidentes navales militares, en los que los dos países escandinavos oficialmente neutrales se encontraban a menudo en una delicada situación en medio de ambos bandos contrincantes.

Capacidad militar de Suecia y Finlandia

Asimismo, Suecia y Finlandia desarrollaron importantes capacidades militares ya que no podían contar con el apoyo formal de la OTAN en caso de conflicto armado con la Unión Soviética. A pesar de ello, sus fuerzas armadas se equiparan con armamento compatible con el de los miembros de la Alianza Atlántica y entrenarán conjuntamente.

De hecho, la industria de defensa sueca es particularmente importante teniendo en cuenta la talla del país (poco más de 10 millones de habitantes en 2021), y cuenta incluso con el lujo de disponer de un avión de combate moderno nacional, el Saab Gripan. Una capacidad que otros países mucho mayores, como Gran Bretaña o Alemania, han perdido.

La verdadera especialidad militar sueca es, sin embargo, su armada, desarrollada específicamente para  operaciones en aguas bálticas poco profundas, y que conoce a la perfección. De hecho, Suecia tradicionalmente ha invertido para disponer de una excelente arma submarina, precisamente para contrarrestar la poderosa flota de superficie soviético-rusa y evitar incursiones en sus islas o a lo largo de su perfil costero.

Aunque la industria sueca del armamento no escapó a los recortes que siguieron a la caída del muro de Berlín, en 2020 y, por tanto, antes de la invasión rusa de Ucrania, el reino escandinavo anunció que incrementaría en un 40% su presupuesto hasta 2025, con el objetivo de alcanzar el 1,5% del PIB del país. Desde entonces, y a raíz de la guerra en Ucrania, ha revisado al alza este objetivo, y prevé alcanzar el 2% del PIB en 2026.

Por lo que respecta a Finlandia, mantiene todavía hoy un nivel de preparación militar prácticamente inigualado en Europa

Por lo que respecta a Finlandia, mantiene todavía hoy un nivel de preparación militar prácticamente inigualado en Europa. El servicio militar es obligatorio para todos los hombres de entre 18 y 29 años, y dispone de un arsenal de artillería particularmente nutrido. Su fuerza aérea debe recibir 64 aviones de combate ultramodernos F-35 estadounidenses antes del 2026, una cantidad muy importante para un país que no alcanza los 6 millones de habitantes.

En definitiva, tanto por su situación geográfica como por sus capacidades militares, Suecia y Finlandia aportan mucho más que dos nuevas sillas al cuartel general de la OTAN.

Por su parte, Rusia se encuentra ahora totalmente arrinconada en el mar Báltico, donde ha perdido todos sus apoyos (Polonia, RDA, repúblicas bálticas) y sólo conserva el enclave de Kaliningrado y la estrecha salida al mar de San Petersburgo, encajonada entre Estonia y Finlandia.

Rusia se encuentra ahora totalmente arrinconada en el mar Báltico, donde ha perdido todos sus apoyos (Polonia, RDA, repúblicas bálticas) y sólo conserva el enclave de Kaliningrado y la estrecha salida al mar de San Petersburgo Share on X

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