El problema del análisis regular de la política catalana es que, o bien tienes una salud mental de hierro, o tienes una gran indiferencia por el país, o acabas deprimido.
Lo constatan una vez más los últimos sucesos. ERC, por un lado, afirma jugar la carta de los Juegos Olímpicos de invierno de 2030 que son, sería casi innecesario decirlo, unos juegos españoles. Éste es el único escenario. ¿Cómo es posible al mismo tiempo querer hacer creer que se quiere emprender un camino a corto plazo para llevarlos a cabo o al menos para ponerlos sobre la mesa de forma decisiva?
Asimismo, estos juegos de invierno, que no cuadran con el escenario independentista, consiguen generar aún más división y tensiones, tanto en el seno de Cataluña como fuera.
Internamente, la posición de ERC no contenta a nadie por razones distintas, pero a nadie. Ni a JxCat por lo que ve de juegos españoles, ni a la gente de Colau porque consideran la iniciativa muy poco ecológica. Además ha conseguido envenenar aún más las relaciones con la vecina Aragón. En este terreno el gobierno de Cataluña juega irresponsablemente con la situación de los catalanes que, por razones económicas, de necesidad o de vínculos familiares, mantienen relaciones intensas con el resto de España, y que se ven obligados a soportar las reacciones adversas de los planteamientos, muchas veces excluyentes, del mismo gobierno catalán, como ocurre ahora con los JJOO de invierno.
Ser antipático con las comunidades más cercanas no es ninguna virtud política y sí todo lo contrario. En las relaciones con Madrid, teóricamente disponemos de un peso decisivo. Está prevista la reunión de la comisión bilateral, y cuando quiera Sánchez, la mesa de diálogo, pero las perspectivas son pobrísimas. En cuanto a la comisión bilateral, todavía están resolviendo los traspasos de las becas que es una cuestión de principios de siglo, y hablan como algo extraordinario del traspaso de la formación sanitaria.
Mientras, el PNV sin tantas tablas ni comisiones, ha logrado un nuevo bingo asegurando ahora el importante traspaso de la cuestión del ingreso mínimo. De hecho, la negociación catalana es tan pobre que ni siquiera se ha obtenido el pago de la deuda generada por parte del estado de la disposición adicional tercera de 2008.
Y en ese contexto, va Aragonès y señala que concretará una propuesta estratégica consensuada por la independencia, el 14 de febrero. Será la enésima propuesta en los últimos años, que además ninguno de los otros partidos implicados, ni las asociaciones, tienen ni idea de su contenido a estas alturas de la película.
Mientras, la política catalana sigue su deprimente curso entre brujas y sobresueldos, porque ahora el Parlamento de Cataluña no sólo ha pagado a personas por no trabajar, dietas de desplazamiento por no viajar, sino que ahora se conoce que paga unos trienios sustanciosos, perfectamente injustos, a la gente que trabaja.
Mientras esto ocurre, el chabolismo vuelve con fuerza a la misma ciudad de Colau y en lugares tan emblemáticos como alrededor de la plaza de las Glòries. Es difícil señalar todos los emplazamientos, porque en realidad ni los ayuntamientos, ni la Diputación, ni el Área Metropolitana de Barcelona, ni la Generalitat saben cuántos hay, dónde están y cuánta gente vive en ellos. Mayor ignorancia sobre algo tan lamentable es imposible.
Y también en los mismos días se producen hechos tan lamentables como el tratamiento que dan a los cargos políticos del Departamento de Interior al mayor de los mossos, Josep Lluís Trapero , el cargo uniformado de mayor graduación que, tras ser destituido, se ha visto relegado a un despacho provisional que tiene tres mesas, una silla, ningún armario ni cajones. Es realmente impresentable el trato que le dan a la persona de Trapero, porque en él se concentra hoy el rango más alto posible. ¿Alguien se imagina a un general de la Guardia Civil en un agujero de despacho en estas condiciones? Se hace muy difícil ver altura institucional con todo lo que hace hoy la Generalitat, que en teoría nos representa a todos.
Y mientras tanto, TV3 vuelve a aparecer como la sombra necesaria del enésimo caso de corrupción en el asunto Triacom que investigan conjuntamente los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil, y que puede implicar potencialmente, aunque en este momento no pesa sobre él ninguna acusación, a David Madí, un asesor que fue clave en la trayectoria política de Artur Mas y en el llamado «estado mayor» del proceso. Investigar no significa poder finalmente acusar, y la presunción de inocencia debe prevalecer siempre, pero son demasiadas veces las que TV3 aparece como foco del uso ilícito de dinero por parte de terceros.
Está por estudiar la historia de los millonarios que ha fabricado la televisión pública de Catalunya con el dinero de todos los catalanes. Cuando este trabajo vea la luz, el escándalo tendrá unas proporciones colosales.