Cumpliendo con la tradición iniciada por Pasqual Maragall, y mantenida ininterrumpidamente por todos los alcaldes, la alcaldesa se hizo presente en el colegio de periodistas para explicar cuál era su proyecto y, en este sentido, rendir cuentas a la opinión pública sobre la situación y perspectivas de la ciudad.
Su discurso sufrió de un acceso de grandes categorías universales y un déficit de proyecto del modelo de ciudad, que no se puede confundir la enumeración de algunos hechos o iniciativas con la definición de la ciudad que se quiere, y es que mucho nos tememos que entre la ciudad «ideológica» del Comuns y la ciudad real que están haciendo hay una cada vez mayor distancia, lo que hace imposible entender hacia dónde vamos globalmente.
Vale la pena retener algunos puntos importantes porque afectan a la difícil situación en la que vive Barcelona.
La alcaldesa afirmó que en primavera ya se hará visible la recuperación y que en verano será palpable. Y en esta misma línea constató que Barcelona está muy bien posicionada para salir de la crisis. Hubiera sido interesante que explicara los fundamentos de esta visión porque sin duda ella tiene un nivel de información extraordinario. Pero no lo hizo, y por tanto lo que dice choca con las previsiones más inmediatas.
Por un lado el comercio sufre una crisis terminal y el mismo sector prevé que el 20% de las tiendas desaparecerán. Es un golpe extraordinario. Nunca se ha dado con esta intensidad, y echamos de menos en el discurso de Colau una respuesta clara y concreta a este problema. Como también queda sometido a un gran interrogante el hecho del turismo. Las previsiones de la pandemia y de la vacunación hacen impensable que en verano fluyan con términos significativos los visitantes a la ciudad, y este es un sector que, junto con el comercio, constituye su espina dorsal. Su consideración de que nunca ha ido contra el turismo, «el problema es que estaba mal planteado», no aclara nada porque no explica, primero qué pasará este año, que es el importante para salvar empresas y puestos de trabajo, y luego cuál es el enfoque que sustituirá el pasado. En todo caso hay que recordar que las compañías aéreas consideraron en sus previsiones económicas que no recuperarán la normalidad hasta 2023 , y si ellas hacen este cálculo, es difícil creer que Barcelona pueda hacer uno muy diferente.
Informó que el Mobile, una pieza central de la economía de la ciudad, está trabajando para una nueva edición en junio, y para mayo el retorno de la Alimentaria. Sería deseable que fuera así, pero la nueva variante B117 y el retraso con la vacuna pueden crear serias dificultades a estos dos eventos. En definitiva, hay una apuesta a la incertidumbre y no es otra que la de considerar si habrá o no una recuperación de la normalidad de aquí a junio.
Pero todo esto no aclara la cuestión que apuntábamos al inicio. ¿Cuál es el modelo de ciudad que presenta Barcelona? El PSC cuando gobernaba y no era simplemente un apéndice, tenía uno hasta que se agotó. Trias comenzó a perfilar otro que quedó en todo caso interrumpido al perder las elecciones. Pero Colau, que ya llevará un mandato y medio de recorrido, continúa apuntando cosas, pero no el proyecto que Barcelona necesita.
Por no aclarar, ni siquiera dejó claro si está de acuerdo con que se instale o no el museo del Ermitatge en Barcelona. Aunque no ocultó que su entusiasmo es perfectamente descriptible. A pesar de ello, reclama un plan de choque y de rescate de la cultura. Quizás más que reclamar, que es una de sus especialidades, podría hacer cosas más concretas. Y el Ermitatge sería una de ellas.