Una forma de mentir —o de engañar, como se prefiera— es decir verdades a medias, y esto es precisamente lo que hizo la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuando respondió en el Congreso a las acusaciones de Vox sobre la presión fiscal en España, afirmando lo siguiente:
«Es radicalmente mentira» que Hacienda se quede con el 50 % del sueldo de cada trabajador. La ministra defendió que la presión fiscal en España está cuatro puntos por debajo de la media europea y aseguró que «el Ejecutivo ha bajado los impuestos a la clase media y trabajadora».
Pero esto, en la parte que nos afecta —la relacionada con nuestros ingresos—, no es así.
En 2025, la presión fiscal en España se sitúa en torno al 38 % del PIB. El valor medio de la presión fiscal en la Unión Europea es aproximadamente del 41 % del PIB. Esta es la verdad de Montero, pero no es toda la verdad, ni siquiera la parte más importante de ella.
Con esta medición, lo que hace Montero es relacionar la recaudación fiscal con lo producido en España durante un año (el PIB), pero esta medida no señala cómo nos rascamos el bolsillo los ciudadanos. Porque lo que señala esta segunda y decisiva cuestión son los ingresos expresados en términos de renta per cápita.
Esta diferencia entre PIB y renta per cápita —además de su natural diferencia por medir cosas distintas— cobra una especial importancia en nuestro caso, porque nuestro crecimiento económico se basa en la entrada masiva de inmigrantes, pero que, dada su baja productividad, generan un bajo crecimiento del PIB. El resultado es un muy modesto crecimiento de la renta per cápita, tanto que ha paralizado la convergencia de este capítulo con la UE.
Mucho más representativo de la realidad resulta el esfuerzo o sacrificio fiscal, que mide la presión fiscal ajustada a la renta per cápita y a la economía sumergida.
Aunque los datos concretos de 2025 no aparecen en los resultados, informes recientes sitúan tradicionalmente el esfuerzo fiscal de España por encima de la media de la UE, debido a una renta per cápita inferior y a una economía sumergida más elevada. En la UE, el esfuerzo fiscal medio ronda valores entre 0,9 y 1,1 (índice sobre 1), mientras que en España suele situarse ligeramente por encima de 1. Por tanto, pagamos —y no desde ahora— más impuestos que la media de la UE, y esto lo oculta la vicepresidenta Montero.
Y aún nos queda una tercera medida, la más completa y más representativa de la realidad: la cuña fiscal, que representa el porcentaje del coste laboral total que se destina a impuestos y cotizaciones sociales. Esto es lo que pagamos, en relación con nuestro trabajo, al Estado, que ya significa el 48 % (en 2025, para un salario medio en España, la cuña fiscal asciende al 47,8 % del coste laboral total). No es el 50 %, pero ya no le queda lejos.
Pero lo más grave es la distancia negativa para nosotros que nos separa de la UE, donde esta magnitud se sitúa en torno al 41 %. ¡Casi 8 puntos porcentuales de diferencia en nuestra contra! Es decir, un orden de magnitud del 20 %.
En definitiva, los salarios —vía trabajadores y vía empresa— son explotados por el Estado a conciencia, dado que se lleva casi la mitad de los mismos entre impuestos y aportación a la Seguridad Social.
Resumen comparativo
Magnitud | España 2025 | Media UE 2025 |
Presión fiscal | 38 % PIB | 41 % PIB |
Esfuerzo fiscal | >1 (aprox.) | 0,9 – 1,1 |
Cuña fiscal | 47,8 % | 41 % |
España sigue por debajo de la media europea en presión fiscal, pero supera la media en cuña fiscal y esfuerzo fiscal, lo que indica que la carga tributaria relativa al salario y la renta disponible es mayor para los trabajadores españoles que para la media de la UE.
Y ahora vayamos al crecimiento de la presión fiscal en los términos que establece la ministra.
También en esto engaña clamorosamente, y lo hace en el Congreso de los Diputados. En los últimos cinco años, desde 2018 hasta 2023, la presión fiscal en España ha aumentado en 2,9 puntos porcentuales, pasando de aproximadamente el 35,4 % al 38,3 % del PIB. Este incremento supone un crecimiento relativo del 8,2 % y sitúa a España como el segundo país de la UE donde más ha crecido la presión fiscal en ese periodo, solo por detrás de Chipre.
La mentira de Montero es rotunda. Y si, en vez de los últimos cinco, medimos los diez últimos años —de los cuales siete corresponden a Sánchez—, el aumento es de 5 puntos porcentuales, lo que equivale a un crecimiento relativo del 15 %. España comparte la segunda posición en la UE en cuanto a incremento de la presión fiscal en la última década, solo superada por países como Eslovaquia, Bulgaria, Lituania y Chipre.
Este crecimiento de la presión fiscal se ha visto impulsado por la mayor recaudación derivada de la inflación, ya que los impuestos ligados al consumo y la renta han aumentado en recaudación nominal al subir los precios y salarios, aunque no siempre se han actualizado los tramos y deducciones a la inflación.
La ministra Montero habla de PIB, pero tú pagas con tu sueldo. ¿Sabías que casi la mitad de tu salario se lo lleva el Estado? #VerdadesAMedias #Impuestos #ClaseMedia Compartir en X