En Noruega , ambos partidos de la derecha alcanzan el 41% de los votos, a los que hay que añadir el 3% de la Democracia Cristiana y una proporción igual de liberales. Seguramente, los agrarios, con el 6% de los votos, tendrían, si éste fuera el resultado de unas elecciones, la clave de la balanza con la socialdemocracia al otro lado junto a otros aliados más pequeños de la izquierda.
En Dinamarca, el peso de la socialdemocracia, hoy junto con los demás partidos situados a su izquierda, constituye una mayoría clara. En este país se advierte claramente cómo la derecha clásica, los conservadores, va cediendo el paso, es decir, parte de los votos, a las nuevas derechas.
Acabamos con España. El bloque PP y Vox se aproxima ya al 50% de los votos, entre el 47% y el 49% según las encuestas consultadas, y el PP alcanza o está muy cerca de la cifra clave de 150 diputados.
El Partido Socialista, por su parte, se sitúa entre el 27% y el 28% de los votos, y su fluctuación al alza o bajista corresponde con el movimiento inverso que afecta a Podemos y sobre todo a Sumar, que se encuentra al borde de la extinción, ya que algunas encuestas le dan menos del 6% de las preferencias electorales. Es lógico que el gobierno no quiera ni oír hablar de elecciones, pero es evidente que ya no representa ni siquiera en fórmulas coaligadas muy amplias a la mayoría de los ciudadanos.
Cataluña se constituye como una excepción radical a todo este panorama, ya que la hegemonía parlamentaria sigue en manos de la izquierda representada por el Partido Socialista, Esquerra Republicana y los comunes. Es una rara ancianos en el espacio europeo.
