Ahora ya es evidente que la carta de Junqueras y el momento y la escenografía están atizando una fuerte división en el independentismo, que puede acabar afectando a las mismas bases de ERC e incluso al mismo gobierno.
El ANC ya se ha pronunciado afirmando que discrepa totalmente de la posición de Oriol Junqueras. La CUP la considera un error porque constata que en el marco de la Constitución no se producirá ni la amnistía ni el referéndum pactado, y JxCat mantiene una distancia crítica, si bien, seguramente matizada por su permanencia en el gobierno, pero con la fuerte voz de Jordi Sánchez, quien ha formulado una enérgica descalificación en un artículo publicado en respuesta a la carta de Junqueras.
El secretario general de JxCat señala que no se puede descartar ninguna vía democrática a la independencia, si bien defiende también que una posible es la del diálogo y el acuerdo. También sostiene que el referéndum del 2017 no se hizo tanto para alcanzar la independencia como para forzar al gobierno español a negociar, y afirma que si esta vía no funcionó fue porque «algunos hicieron un giro de guión y no supieron aguantar la presión del estado». Sin embargo, subraya que no la aguantaron cuando él y Cuixart ya estaban encarcelados, y no se está de hacer una referencia crítica a las 155 monedas de plata en relación con el tuit de Gabriel Rufián el 25 de octubre del 2017.
Sánchez señala que el acuerdo entre JxCat y ERC implica diseñar una estrategia conjunta para el independentismo y sin renuncias previas a ninguna estrategia. También considera un error el momento elegido para la publicación del artículo de Junqueras, que considera que no fue neutral porque se hizo público una hora antes del acto en Fomento de Trabajo en el que coincidieron Aragonès y Sánchez y una nutrida representación del empresariado para hacer un homenaje a Javier Godó.
Precisamente, la escenografía del momento es objeto de una durísima descalificación del director de Vilaweb, Vicent Partal, quien señala que mientras todo esto ocurría los Mossos detenían a un dirigente de la ANC por el Tsunami Democrático. Partal carga muy duro contra Godó, Fomento del Trabajo y Sánchez Lliure y el lobby empresarial, y que la mezcla de todo ello con Pere Aragonés, Sánchez y la carta crea un conflicto que dará lugar a una aceleración del problema, y escribe «de manera que ya se puede coger bien fuerte, que veremos pasar cosas extraordinarias en una dirección y otra, en las renuncias cada vez más aceleradas y en la de la consolidación de la legitimidad del primero de octubre y el acoso de la violenta reacción española» en alusión en esta última frase a la hipotética descalificación de las sentencias en los tribunales europeos.
En definitiva, lo que parece evidente es que la partida no ha quedado ni mucho menos cerrada, sino que se abre otra nueva que puede multiplicar los factores de conflicto y las divisiones, en lugar de reducirlos. Por un lado el fraccionamiento en el campo independentista comportará el crecimiento de las descalificaciones y las pugnas en su seno. De otra, crecerá la presión sobre Aragonès para que todo este clima, seguramente escenificado en exceso, tenga resultado.
Una patata caliente en este ámbito es la exigencia de indultos para todos aquellos que están encausados por el proceso, y no sólo para los líderes encarcelados. Y no es poca la gente que tiene cuestiones pendientes o que ya ha sido condenada. En este mismo cesto está el tema tan complicado de Puigdemont y los demás miembros del gobierno que permanecen fuera. Si Junqueras sale, es evidente que el contraste entre él y Puigdemont será muy grande, y difícilmente explicable a las bases independentistas, porque un pasará como «amigo» del Gobierno, y el otro como «exiliado» de este mismo gobierno y estado.
El miedo de Sánchez y el PSOE en la reacción al indulto ha llevado a una estrategia inmediatista, como la que nos tiene acostumbrados su gurú, Iván Redondo, que ha querido escenificar un cambio radical antes de la manifestación de Madrid en la plaza de Colón de este fin de semana. Pero, esta voluntad de desactivar el problema que tiene en España, lo que ha conseguido es encender más aún el campo independentista.
Lo que revela todo es que en el independentismo no hay una visión de estado -catalán- y de su construcción, sino que lo que impera son las pugnas electorales, al igual que en Sánchez tampoco se encuentra esta visión de estadista y es dudosa su voluntad de reconciliación proclamada, porque lo que intenta es pagar el mínimo coste en votos en España de su necesidad de mantener la alianza electoral que le permite gobernar con los votos de ERC.
La carta de Junqueras está atizando una fuerte división en el independentismo, que puede acabar afectando a ERC y al mismo gobierno Share on X