La victoria de Ayuso desde Cataluña

No por previsibles los resultados del éxito del PP en Madrid tienen menor impacto. Todos los análisis en este caso son coincidentes: desaparición de Cs , un golpe demoledor a la fragilidad de Podemos al retirarse su último fundador y líder máximo, Pablo Iglesias, y un agujero en la línea de flotación del PSOE y más concretamente en la Moncloa, que se podía haber ahorrado si hubiera mantenido una actitud más gubernamental y de mayor neutralidad. Ahora Sánchez también paga los costes de la derrota.

Se dice, con razón, que Madrid no es extrapolable a España, pero también con razón hay que decir que la repercusión tiene una incidencia clara en la política española. Y aquí hay una primera reflexión en relación a Cataluña. Hasta hace pocos años, las elecciones que eran seguidas con expectativa eran las catalanas, y su devanado gubernamental un asunto español. Ahora, este papel también lo ha ocupado Madrid, al igual que ocurre en el ámbito económico. A pesar de que el independentismo en teoría representa una amenaza vital para el estado, el hecho es que mueve una escasa atención. Quizás, la única explicación posible es que se considere como un hecho para el consumo interno de los catalanes y sin repercusión política real.

Una segunda cuestión es que la victoria de Madrid es también la victoria de las ganas de salir de las constricciones de la pandemia y, sobre todo, un éxito de los bajos impuestos . En Cataluña, a una herencia de 800.000 euros le toca pagar casi 10.000, en Madrid sólo 1.500. Y algo parecido se podría decir de las otras figuras impositivas de carácter autonómico. Este hecho tiene un especial impacto cuando se ve que el impuesto de sucesiones ha incrementado sus ingresos en Cataluña en un 72% debido a la Covid-19. Mucho dinero recibido a expensas de la muerte del padre o del abuelo. Y todo ello, aunque no se vea, tiene consecuencias.

La contrapartida es que los servicios en Madrid no son buenos, tanto si se miden en función del gasto en relación al PIB, que es un enfoque que puede llevar a conclusiones engañosas, como en la percepción de los usuarios a través de las encuestas. Nuestro problema es que los resultados de Cataluña no son mucho mejores. No estamos en el final de la cola, pero estamos en el grupo de cola. Cataluña en este sentido no es Cantabria, ni siquiera Aragón. Pagamos mucho más que Madrid, pero no recibimos mucho más que sus ciudadanos.

Ahora Madrid tendrá un gobierno monocolor, no de mayoría absoluta, pero sí de mayoría de bloque, porque es el único que se puede formar. En Cataluña hace, y aquí en la fecha inicial se puede poner la que se quiera, desde los hechos de octubre 2017, desde antes cuando comenzó el discurso de la independencia en 18 meses, luego cuando Torra dijo que el gobierno estaba agotado, y de eso hace 15 meses desde las elecciones, que no hay aún nuevo gobierno. Se mire como se mire, es evidente que estamos sometidos a una parálisis estéril, sin presidente ni gobierno. Y el país lo dirige un órgano espurio no sometido a ningún control democrático, que es el Procicat. La degradación de las instituciones es absoluta. El resultado será que este año Madrid continuará distanciándose de Cataluña en términos económicos y también políticos: allí ha votado el 77% de la población, aquí apenas el 50%. El grado de identificación con los partidos políticos es radicalmente diferente.

Y es una lástima porque las perspectivas económicas parecen dibujar un horizonte positivo. Las reservas del turismo interior en los hoteles se han disparado, el volumen de ahorro almacenado es insólitamente alto y el indicador PMI (Índice de Gerentes de compras sector manufacturero), que sirve como previsión anticipada de la actividad industrial, logra 57,7 puntos. El máximo desde 1999. Por lo tanto, encarrilar bien todo esto, estas expectativas, es vital, como lo es abordar los grandes agujeros negros provocados por la Covid-19. Y uno, no menor, precisamente con sanidad, con toda la acumulación de tratamiento suspendido o mal hecho de todas las patologías que no correspondían a la Covid-19.

¿Están ERC y JxCat en condiciones, de una vez por todas, de dar una respuesta a lo que necesitamos? ¿Están los otros partidos a la altura de estas necesidades? Que la respuesta la dé cada uno, pero de momento no se percibe ningún cambio sustancial que permita que nazca la esperanza.

Creus que els resultats de les eleccions a la Comunitat de Madrid tindran conseqüències electorals a tot Espanya?

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