La ciudad de Barcelona está registrando una crisis tan intensa como la que soportó durante el fin de la Guerra Civil. A la desaparición del turismo se ha añadido ahora el cierre de bares y restaurantes. El resultado previsible, dado que el tercer trimestre del año no será de recuperación sino de crisis, será una caída del PIB en el área metropolitana que se situará entre el 12 y el 13%, con una caída superior en la ciudad de Barcelona.
Los sectores más afectados son lógicamente el comercio, la hostelería, el transporte, con una pérdida en relación con el PIB del año anterior cercano al 20%. Pero también la construcción registrará un impacto similar y evidentemente la industria, si bien en una menor proporción del orden del 15%. De hecho, el crecimiento será negativo en todos los grandes sectores.
Ante este hecho, sorprende la falta de respuesta de las autoridades locales, Ayuntamiento de Barcelona, Área metropolitana y Diputación de Barcelona. Regidas por coaliciones que implican a Podemos-Colau, PSC, que es el único presente en los tres ámbitos además de serlo en el gobierno español, y JxCat que comparte gobierno en la diputación de Barcelona con el PSC.
Por ejemplo, el cierre de bares y restaurantes no ha dado lugar a ninguna iniciativa en estos ámbitos de gobierno, hecho que contrasta con lo que ocurre en otras poblaciones sin haber llegado a niveles tan graves como el de aquí. Por ejemplo, Ourense que es una ciudad confinada, el Ayuntamiento otorga a los ciudadanos un bono de 50 euros por persona para gastar en el comercio y hostelería local que sufren limitaciones a pesar de que éstas son más suaves que las que imperan en nuestra casa.
Ahora habría sido, o es el momento, por ejemplo, de introducir una moneda local (Ada Colau hizo bandera en su momento) generada por el Ayuntamiento, y que sólo fuera válida para gastarse en bares y restaurantes. Una inyección de millones en este sentido contribuiría a paliar los efectos de la crisis. Y esta es una de tantas medidas que se pueden adoptar, pero está visto que nuestros gobernantes saben criticar, pero no saben resolver.
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