España, Portugal: una comparación incómoda

Hace pocos días se ha sabido que el Fondo Monetario Internacional (FMI) considera a España como la economía avanzada que peor cerrará este año 2020. Después de un verano de falsas esperanzas para el turismo, la previsión es que el PIB caiga un 12,8%.

Sin embargo, a diferencia de lo que algunos comentaristas han afirmado, no toda la culpa de las malas cifras españolas la tiene la dependencia del turismo. Los datos así lo demuestran.

Según el Consejo Mundial por los Viajes y el Turismo, en España el turismo representó el 2018 un 14,6% del PIB. Según las mismas fuentes, en Portugal, el turismo se elevó el 2019 hasta el 19,1% del PIB.

Sin embargo, la previsión económica del FMI para Portugal 2020 es sensiblemente más optimista que para España: una caída de la actividad de un 10%. Se trata de un buen dato, inferior incluso a la caída que se prevé para el conjunto de la zona euro (-10,2%).

Otros indicadores cruciales son igualmente más prometedores para Portugal que para España.

En 2019, el paro en Portugal era del 6,5%. Este año, el FMI prevé que pase al 8,1% antes de volver a bajar a un 7,7% en 2021. En España firmaríamos ya para tener estas cifras. La tasa de paro a finales de 2019 era de más o menos el 14%. El FMI  espera que en 2020 el paro español se sitúe en el 16,8% y se mantenga en el mismo nivel el año próximo.

Portugal recoge los frutos de un trabajo que España dejó a medias

Si Portugal sale mejor parado que España a pesar de su dependencia del turismo no es casualidad. Lisboa recoge los frutos de un trabajo duro y constante que ha llevado a cabo desde la gravísima crisis de la deuda pública que el país atravesó entre 2011 y 2014.

El gobierno conservador portugués de Pedro Passos Coelho dirigió entre 2011 y 2015 un inmenso esfuerzo para corregir el déficit público y hacer a la economía portuguesa más competitiva.

En 2015, un nuevo gobierno, esta vez del socialista António Costa, prosiguió con el programa de reformas de Passos Coelho y llevó a cabo un nuevo recorte del gasto público.

Esta última década, el déficit y el peso del sector público portugués sobre el PIB no han parado de reducirse, y la presión fiscal se ha relajado incluso con un el gobierno de izquierdas. Por primera vez en la historia de la democracia portuguesa, Lisboa cerró el ejercicio 2019 con superávit presupuestario (un 0,2%).

Mientras tanto, las reformas iniciadas por el gobierno de Mariano Rajoy en España fueron interrumpidas por la llegada al poder de Pedro Sánchez en 2018. Desde entonces, la presión fiscal ha aumentado el equivalente a un 1,5% del PIB. Pero esto no ha contribuido a reducir el déficit, que de hecho ha crecido.

Los presupuestos que Sánchez prepara para 2021 profundizan en esta dicotomía: contemplan nuevas subidas de impuestos, al tiempo que prevén que el agujero del déficit siga creciendo.

Una vez más, el contraste con lo que sucede en el país vecino es incómodo porque pone en evidencia una década perdida para España.

Hace unos días se ha sabido que el gobierno socialista español quiere subir el techo de gasto público un 53,7%. Una medida «sin precedentes» como ha señalado, orgulloso, el vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias.

En paralelo, el gobierno socialista portugués ha anunciado un aumento del gasto mucho más contenido del 20%. Mientras que Lisboa parece seguir apostando por la moderación y el compromiso con la economía, en Madrid se ha instalado la fiebre del gasto.

Portugal ya sobrepasa a España en competitividad

La estabilización de las finanzas públicas en Portugal ha venido acompañada de una diversificación de la economía. Así lo demuestra el índice de competitividad que elabora la Comisión Europea desde hace años. Como Converses exponía en un artículo reciente, en 2009, que cuatro comunidades autónomas españolas se situaban en la mitad elevada del ranking europeo de competitividad económica. Eran Cataluña, País Vasco, Madrid y Navarra.

Hoy, no sólo ninguna de ellas mantiene su plaza, sino que la mitad norte de Portugal y la región de Lisboa las han superado y entrado en la parte superior del ranking europeo. Un dato más: cuando se observa el incremento de gasto en Investigación y Desarrollo entre el 2007 y el 2017, Portugal supera también a España.

En definitiva, y como ya afirmaba la división de estudios de La Caixa a finales del 2019, Lisboa ha hecho durante la última década un inmenso trabajo a favor de la competitividad y la reducción de los desequilibrios estructurales. Durante el mismo periodo, España ha dado marcha atrás.

Es por eso que el país vecino está mucho mejor preparado que nosotros para hacer frente a las consecuencias de la Covid-19. Todo ello, dejando de lado el hecho de que el gobierno portugués ha obtenido resultados mucho más positivos que el español en su lucha contra la epidemia.

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