El 16 de julio el gobierno español celebrará un acto solemne en recuerdo de las víctimas por el Covid-19. Su problema es que no sabe cuáles son. Hará una especie de homenaje como el que hay en muchos países al «soldado desconocido», si bien aquí no ha habido ninguna guerra y las personas han sido enterradas con nombre y apellidos, y eso quiere decir que se ha seguido un proceso absolutamente reglado.
Para saber cuánta gente ha muerto en las residencias, el mecanismo es fácil: hay que conocer las actas de defunción que recogen y centralizan las empresas funerarias y el motivo de la defunción, y todas aquellas que tengan relación con el coronavirus deben ser contabilizadas. Las excusas del inefable Dr. Simón y del ministerio de sanidad, alegando que las CCAA no le aportan buena información, es una excusa de mal pagador porque, como hemos explicado, hay otras vías para conocer nominalmente todos y cada uno de los muertos de las residencias. ¿Qué sucede entonces? Que el gobierno y sus «expertos» a sueldo luchan encarnizadamente para minimizar el número de muertos, con el objetivo, a estas alturas ya prácticamente imposible, de que España no quede retratada como el país del mundo con más muertes en proporción a su población. Olvídense de los EE.UU., Brasil y todas estas situaciones trágicas que acaparan la actualidad. En relación con la población, el récord lo tiene España. Lo han intentado maquillar, saltándose las instrucciones de la OMS a base de sólo contabilizar los muertos por coronavirus que han sido dictaminados por PCR, cuando la OMS añade que también deben sumarse aquellos que, sin test, presenten síntomas coherentes con esta enfermedad.
Ahora el ministerio de sanidad señala que en las residencias se han producido 27.359 muertes en el periodo en cuestión. Una cifra que es menor que la reportan las CCAA, que señalan 32.847. Pero es que además de estas muertes oficiales, la sanidad gubernamental sólo reconoce 18.833 como consecuencia del coronavirus. Más desviación, imposible. La pregunta que debe contestar el gobierno es muy clara y concreta: de acuerdo con los certificados de defunción, ¿cuántas personas han muerto en las residencias y los hospitales procedentes de estos centros en las que la causa de fallecimiento es el coronavirus de forma directa o como factor que desencadena la patología mortal? Hasta que esto no se resuelva, el homenaje del día 16, como denuncian diversas entidades, será un acto marcado por la hipocresía.
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