El Global Flourishing Study (GFS), impulsado por Harvard, Baylor University y Gallup, es uno de los esfuerzos más ambiciosos en la comprensión del bienestar humano. A lo largo de cinco años, este estudio longitudinal busca responder una pregunta esencial: ¿qué significa realmente vivir bien?
A diferencia de otros enfoques más estáticos, el GFS sigue a las mismas personas en 22 países y Hong Kong, lo que permite observar cómo cambia su bienestar con el tiempo. Con una muestra de más de 207.000 individuos —representativa cerca del 64% de la población mundial—, el estudio considera seis dimensiones clave del bienestar humano: felicidad, salud, sentido de propósito, virtud, relaciones cercanas y estabilidad económica.
Hallazgos globales
Desde el primer levantamiento de datos (2024), el GFS ya ha revelado patrones relevantes:
- Edad y bienestar: En países como Australia o Suecia, el florecimiento tiende a aumentar con la edad, mientras que, en otros como India o Tanzania, ocurre lo contrario.
- Salud mental: Es un pilar central del bienestar. En lugares como Polonia o Israel, su impacto es ampliamente positivo; en cambio, en Brasil o EE. UU., los jóvenes presentan un déficit en esta área.
- Participación grupal: Las actividades religiosas y comunitarias contribuyen al florecimiento. La asistencia religiosa tiene, en muchos contextos, un efecto aún más potente que la participación cívica.
Importancia de la religión
Uno de los hallazgos más sólidos del informe es la conexión positiva entre religión y florecimiento. En 21 de los 23 países, asistir semanalmente a servicios religiosos se asocia con un mayor bienestar general, incluso al controlar variables como edad, ingreso o educación. Por ejemplo, en Hong Kong, esta práctica suma 1,31 puntos al índice de florecimiento, y en Brasil o Estados Unidos, alrededor de un punto.
A nivel global, las personas que asisten regularmente a servicios religiosos alcanzan un promedio de florecimiento cercano a 7,67 (sobre 10), en contraste con 6,86 en quienes no participan. Esta diferencia —de casi 0,8 puntos— es comparable al efecto de años adicionales de educación o empleo estable. Así, la fe religiosa aparece como una fuente poderosa de sentido, apoyo emocional y comunidad.
Aunque aún falta comprobar si esta relación es causal, la evidencia inicial es robusta. En muchos países, la comunidad de fe ofrece una red de apoyo emocional y un marco moral que fortalece la resiliencia personal, contribuyendo directamente al bienestar.
El rol de la familia: casados y viudos
Otro de los factores más consistentes vinculados al florecimiento es el estado civil. Estar casado —o haberlo estado— se asocia con niveles más altos de bienestar que la soltería o el divorcio. A nivel agregado, los casados reportan un índice promedio de 7,3, los viudos 7,2, los solteros 6,9 y los divorciados 6,8. La familia se revela también en este caso como una causa de vida realizada, de vida buena.
Resulta especialmente significativo que los viudos mantengan un alto nivel de florecimiento. En algunos países, incluso superan a todos los demás grupos en calidad de relaciones sociales. Esto sugiere que haber tenido una relación conyugal significativa deja una huella positiva que perdura incluso tras la pérdida. Las redes familiares, la madurez emocional y el legado afectivo pueden ofrecer un colchón resiliente frente a la adversidad.
El matrimonio, por tanto, no solo representa una fuente de compañía, sino también de estabilidad material, sentido compartido y soporte emocional. Aunque el GFS advierte que otros factores (como personalidad o salud previa) pueden influir, la asociación entre vida conyugal y florecimiento es clara.
Indicadores del florecimiento
El estudio mide seis dimensiones interrelacionadas:
- Felicidad y satisfacción vital: Nivel de satisfacción general con la vida.
- Salud física y mental: Autoevaluación del estado físico y emocional.
- Sentido y propósito: Percepción de tener una vida con metas y valor.
- Carácter y virtud: Evaluación de integridad, autocontrol y conducta ética.
- Relaciones cercanas: Calidad de vínculos personales y apoyo social.
- Estabilidad económica: Seguridad financiera y ausencia de preocupaciones materiales.
A partir de estos dominios, se calcula un índice compuesto (de 0 a 10), que ofrece una visión integrada del bienestar de cada individuo.
Resultados comparativos por país
Indonesia, México y Filipinas lideran el ranking de florecimiento, con puntajes promedio superiores a 8. En contraste, Japón, Turquía y Reino Unido presentan los niveles más bajos (alrededor de 6 o menos). Mientras que en algunos países el déficit se concentra en la satisfacción con la vida, otros muestran fortalezas marcadas en salud mental o sentido de propósito.
Por ejemplo, en Tanzania, la salud mental sobresale con una puntuación de 8,99, a pesar de una baja satisfacción con la vida (~5,33). Esta disparidad revela que el bienestar es multidimensional: una fuerte salud mental puede compensar limitaciones materiales o económicas.
Conclusiones
El GFS nos ofrece una visión matizada del bienestar global: no es unidimensional ni depende únicamente de condiciones materiales. La práctica religiosa, las relaciones familiares estables y el sentido de propósito emergen como pilares esenciales del florecimiento humano.
Este informe no solo aporta datos; invita a repensar nuestras prioridades sociales y personales. En un mundo donde las cifras dominan el discurso, el GFS recuerda que la vida buena es más que productividad o riqueza: es amor, comunidad, fe y propósito.
Tabla comparativa: Impacto de participación religiosa vs. cívica en el índice de florecimiento:
País | Δ Florecimiento (Religiosa) | Δ Florecimiento (Cívica) |
EE.UU. | +0,79 | +0,79 |
Japón | +1,16 | +1,08 |
Brasil | +1,00 | +0,70 |
Reino Unido | +0,96 | +0,72 |
Filipinas | +0,86 | +0,17 |
Australia | +0,83 | +0,85 |
Argentina | +0,80 | +0,40 |
Israel | +0,75 | –0,18 |
España | +0,62 | +0,52 |
Alemania | +0,60 | +0,50 |
México | +0,57 | +0,34 |
Tanzania | +0,39 | +0,12 |
India | +0,25 | +0,05 |
Indonesia | +0,17 | +0,28 |
Egipto | +0,04 | +0,17 |