Hay que vacunarse contra la gripe, pero también contra el mal humor y las ganas de fastidiar. Tanto una cosa como la otra parecen inscritos a fuego en la mentalidad de mucha gente, particularmente en los políticos.
Que los demás nos tiremos los trastos a la cabeza, parece que forma parte de lo más natural entre unos y otros, en cuanto haya alguna discrepancia, como puede verse, por ejemplo, en las discusiones familiares por el reparto de una herencia.
Pero que los políticos también lo hagan no debería formar parte de su sueldo. Han sido elegidos para servir a los demás del mejor modo posible, y por eso repugna verlos tratando de dividir a unos de otros; y diciendo que los buenos son los míos y los demás son malos de solemnidad, incapaces de tomarse en serio que yo siempre tengo razón porque para eso me han elegido. Lo acabamos de ver con la aprobación de la nueva Ley de Educación, contraria claramente a los intereses de la mayor parte de los padres, pero no para los intereses de algunos partidos.
¡Hombre, no! Tú no has sido elegido para que siempre te demos la razón, sino para que resuelvas, o por lo menos lo intentes, las cosas de la mejor manera posible, sin costes añadidos para una ciudadanía, muy mermada en la actualidad por la pandemia, que nos está fastidiando y poniéndonos de mal humor, por lo inesperado y la falta de recursos para resolverla.