Una razón lúcida, un inmenso corazón

José Antonio González Casanova (Barcelona 1935-2021), catedrático de Teoría del Estado en la Universidad de Barcelona, fue un destacado intelectual y jurista. Quien participó en la redacción de la Constitución española de 1978 y del Estatut d’Autonomia de Catalunya de 1979, murió el 29 de octubre, a los 86 años, tras un ictus sufrido hace dos semanas. Casanova ha muerto el día mundial del ictus. Sólo una persona, genial e ingenua como él, sabría hacer un comentario lleno de inteligencia y de ternura.

Nacido en Barcelona, estudió en los jesuitas de Sarrià, donde fue compañero de Alfonso C. Comín, se licenció en Derecho por la Universidad de Barcelona y, tras unos años como joven catedrático de Derecho político (1967-1971) en la Universidad de Santiago de Compostela, donde pudo conocer al viejo jurista alemán Carl Schmitt, quien pasaba largas temporadas en Galicia, González Casanova pasó a ser profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona desde 1971 hasta su jubilación en 2006; desde entonces fue Síndic de Greuges universitario.

José A. González Casanova perteneció a esa generación que hizo la primera transición, la de los hijos de los vencedores de la guerra incivil. Dos años más joven que Alfonso Carlos Comín (1933-1980), inició con él su activismo social y político como explicó en Comín, mi amigo (2010). Participó en el SUT, una iniciativa que buscó facilitar una aproximación entre los estudiantes y el mundo obrero, surgida a comienzos de los años cincuenta gracias al impulso del jesuita José María de Llanos, encuadrada poco después en el falangista Sindicato Español Universitario (SEU). Pronto el SUT escapó del pretendido control. Los hijos de los vencedores descubrieron en los campos andaluces o extremeños y en los suburbios barceloneses o madrileños la inmisericorde dureza de la vida proletaria. A muchos de ellos, parece que llegaron a trece mil, la experiencia de compartir vida y trabajo de jornaleros y obreros les llevó a un progresivo alejamiento de la Dictadura. Entre ellos estaban Cristina Almeida, Manuela Carmena, Juan Goytisolo, Carlos Jiménez de Parga, Pasqual Maragall, Carlos París, Javier Pradera, Nicolás Sartorius, Ramón Tamames o Manuel Vázquez Montalbán, además de los citados Casanova y Comín. El libro Una juventud en tiempo de dictadura. El Servicio Universitario del Trabajo (SUT) 1950-1969, escrito por Miguel Ángel Ruiz Carnicer y otros, que fue presentado en Barcelona el pasado martes 26, recupera muchos testimonios de esta historia. Aunque anunciado en la convocatoria, Casanova ya no pudo estar en el acto que se celebraba en la Universitat Pompeu Fabra, en el antiguo edificio del Forum Vergés de las Congregaciones en la esquina de Rosselló y Balmes. Otro entrecruzamiento de la vida: era el mismo lugar en que Casanova en los años 60 había tratado a jesuitas como Feliciano Delgado o Alfonso Álvarez Bolado y otros.

Esta primera generación de intelectuales, políticos, y profesionales fueron también protagonistas del congreso de Múnich de junio de 1962 y de la primera oleada de cambios que fructificaron en la transición política de los años 70. Casanova formó parte del grupo que impulsó El Ciervo y con otros “ciervistas” como Alfonso Comín, José Ignacio Urenda y Joan Gomis, contribuyó a crear en 1956 el Frente de Liberación Popular, en realidad su rama catalana, el Front Obrer de Catalunya (FOC). Años después, de este peculiar felipe surgieron algunos de los políticos esenciales de la transición que acabaron recalando entre el PSUC, pasando antes por Bandera Roja, y Convergència Democràtica. Entre los socialistas destacaron Pasqual Maragall, Narcís Serra y el propio González Casanova que formaron el Partit Socialista de Catalunya (Congrés), liderado por Joan Reventós, hasta que se federó en el PSOE en 1978, formando el Partit dels Socialistes de Catalunya.

Además de hacerlo durante años en la barcelonesa “revista de pensamiento y cultura” El Ciervo, de cuyo consejo editorial ha formado parte hasta su muerte, Casanova publicó en prestigiosas revistas académicas o culturales como Anuario de Derecho constitucional y parlamentario, Anuario de Filosofía del Derecho, Cuadernos constitucionales de la Cátedra E.F.C., Documentación administrativa, Estudios de Historia social, Fundamentos, Leviatán (Revista de hechos e ideas), Revista de Catalunya, Revista de Estudios Políticos, Revista de Fomento Social, Revista de Historia actual, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, Revista española de Derecho constitucional, Revista jurídica de Cataluña, Revista de Occidente, Spanish Journal of Economics and Finance, Sistema (Revista de Ciencias sociales). Muy frecuente en esos años, especialmente en los últimos veinte años, fue su colaboración en prensa diaria: Diario de Barcelona, Tele/Exprés, La Vanguardia o El País.

En su inmensa producción pueden destacarse sus estudios jurídicos, sus ensayos políticos y su labor como memorialista y ensayista. Además de una innovadora e importante tesis sobre el socialismo autogestionario yugoslavo, en el aspecto jurídico o político merece la pena mencionar Teoría del Estado y derecho constitucional, El cambio inacabable (1975-1985), Federalisme i autonomia a Catalunya (1868-1938), publicado en castellano como Federalismo y autonomía. Cataluña y el Estado español (1868-1938), Catalunya: federación o independencia, La lucha por la democracia en España, Qué es la República, La lucha por la democracia en Cataluña, L’estatut de Catalunya, El Consell consultiu de la Generalitat, 1981-2009, Escrits de combat pel triomf de l’esquerra (2001-2004), La Derecha contra el Estado, Fulgor y sombras del socialismo en España, Memoria de un socialista indignado o La meva gent d’esquerres.

En el ámbito ensayístico, poética, artístico o religioso podemos recordar títulos como El niño y la estrella, Con el paso del tiempo. Del sentimiento al sentido, Poemas adolescentes y Libro de Beatriz (1950-1954), El Dios presente. Confesiones de un viejo cristiano, La revista “El Ciervo”. Historia y teoría de cuarenta años, del que fue editor en 1992, La muerte y el horóscopo, Astrología de la resurrección, Casablanca: una historia y un mito y los temas a los que dedicó breves aportaciones escritas sobre las mujeres en su vida o la vida académica y la cátedra, o sobre Bergamín, su “gemelo” Woody Allen o Mahler.

Su último libro, en 2021, fue La odisea de Podemos. De la Puerta del Sol a la Moncloa, en cuya dedicatoria, fechada en Sitges el 1 de mayo pasado, escribía: “…este testamento político que resume todos mis ideales comunitarios de mi juventud. Fraternalmente…”.

De mi trato con el profesor González Casanova durante un cuarto de siglo se agolpan ahora muchos recuerdos, todos luminosos. En otro lugar me he podido detener en algunos. Quede aquí constancia pública de la calidad de una razón lúcida y de un inmenso corazón.

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