Un hecho espectacular, insólito en los ámbitos diplomáticos es lo que ha provocado la embajada de EEUU en la Santa Sede. Consiste en lucir una gran bandera del homosexualismo político acompañada de un mensaje en Twitter que dice: «La embajada de los Estados Unidos en la Santa Sede celebra el #PrideMonth con la bandera Pride expuesta durante el mes de junio. Los Estados Unidos respetan la dignidad y la igualdad de las personas LGBTQ+. Los derechos LGBTQ+ son derechos humanos».
Esta acción se hace contra la soberanía de un estado, la Santa Sede, cuya posición sobre el movimiento político homosexual es bien conocida. Pero, atención, porque es un hecho exclusivamente centrado en la representación de la Iglesia Católica, y no una acción general que se haya extendido a otros países, numerosos, que no sólo no reconocen el matrimonio homosexual, sino que, a diferencia de la Santa Sede, que acoge a las personas homosexuales como tales personas, están proscritos y perseguidos. No lo cuelga en Arabia Saudí, ni en ningún país islámico, ni en ninguno de los múltiples países africanos donde no es que se rechace el matrimonio homosexual, sino que se persigue a estas personas.
La pregunta es ¿por qué el gobierno de Biden ha lanzado esta iniciativa que dice que sostendrá a lo largo de un mes y que evidentemente es una provocación?, porque es insólito que una embajada que tiene como finalidad las relaciones diplomáticas con el país donde está presente, actúe de esta manera. Es posible que forme parte del desarrollo de este tipo de políticas que han cobrado un nuevo impulso, como es el caso del aborto, con la presidencia de Biden. Que este se confiese católico y vaya a misa, en todo caso, le genera un cargo de conciencia, pero desde el punto de vista político la única norma que vale es aquella que dice que «por sus hechos los conoceréis». Y los hechos de Biden con su bandera del homosexualismo político en la Santa Sede ya lo han dicho todo.
Pero, es que no contentos con ello, el mensaje de la embajada pretende hacer doctrina, afirmando que los derechos de los LGBTI son derechos humanos. Esta equivalencia es jurídicamente falsa. La correcta es que los derechos humanos son los derechos de toda persona y por tanto, faltaría más, de todas aquellas que tienen determinadas preferencias sexuales. Pero ni mucho menos los que los de identidad sexuales declaran como derechos son y están contemplados en los derechos humanos. Por ejemplo y como mas claro, el derecho al matrimonio y a la adopción.
Basta observar el mundo y darse cuenta de que hay pocos países que los reconozcan con la plenitud que quisiera el homosexualismo político. En realidad este fue el intento de la declaración de Yogyakarta, un intento privado de traducir la declaración de derechos humanos en términos LGBTQ +, pero que no ha sido nunca adoptada por nadie.
Repitámoslo: es un hecho sorprendente, parece imposible que sea espontáneo. Habrá que observar cómo se desarrolla esta historia y si los EEUU están dispuestos a mantener una guerra cultural con el mundo católico, al tiempo que quiere aplicar una política de cañoneras con China y collar la Rusia de Putin.