Ucrania tiene mucha prisa: quiere recibir carros de combate, aviones F-16, entrar en la OTAN y convertirse en miembro de la Unión Europea lo más rápidamente posible.
Sus razones son perfectamente comprensibles después de la invasión rusa que sufre desde hace un año. Pero las exigencias de la política real hacen que estas peticiones deban ser analizadas fríamente y no bajo los efectos de las emociones que impregnan desde febrero pasado todo lo relativo a Ucrania.
La petición más ambiciosa que ha formulado Kiev, dejando a un lado el terremoto geopolítico que supondría la adhesión a la OTAN, es la de entrar en la Unión Europea en un plazo de dos (sí, dos) años.
El presidente ucraniano Volodymir Zelenski y su primer ministro Denys Shmyhal volverán a formular su petición este viernes 3 de febrero en la histórica cumbre prevista entre la UE y Ucrania. Un encuentro que se celebrará sin la presencia de los Estados Miembros, y que, por tanto, supone una oportunidad única para Kiev para hacer avanzar sus intereses con Bruselas.
Los líderes ucranianos van en serio, y esto está causando profundas inquietudes en el seno de la Unión Europea, donde prácticamente todo el mundo está convencido de la imposibilidad de esta adhesión exprés.
El presidente francés Emmanuel Macron ha señalado que podrían pasar décadas hasta que se den las condiciones necesarias para que Ucrania se convierta en miembro de la UE.
Pero el gran riesgo para las instituciones de Bruselas es volver a dejarse llevar por las tensiones del momento, y hacer concesiones a Kiev de las que después podría arrepentirse profundamente.
Además, el gobierno ucraniano cuenta con aliados en el seno de la UE (Varsovia y los países bálticos) que están dispuestos a todo para facilitar un acceso exprés a Ucrania.
Se ha esgrimido también que Polonia y Ucrania combinadas podrían formar un blog con mucho peso demográfico (en torno a 80 millones de personas) y de carácter claramente conservador. Hechos que podrían traer muchos quebraderos de cabeza a Alemania y a la vieja guardia europea, marcadamente progresistas.
Por otra parte, el extraordinario potencial agrícola ucraniano podría hacer saltar por los aires la complicadísima (y absurda) Política Agraria Común (PAC).
Pero hay razones más profundas que es necesario analizar y corregir antes de permitir a Ucrania ser miembro de la UE.
La primera y más evidente es su lucha contra la corrupción y en favor del estado de derecho. El país todavía figura entre los más corruptos de la región según Transparency International, que de hecho le sitúa a muy corta distancia de Rusia. Un funcionario europeo declaró al diario Político, «Europa no puede tener a la misma Ucrania de antes de la guerra».
Igualmente, Ucrania debe trabajar mucho para garantizar la independencia del poder judicial y la protección de las minorías, a cuyo frente los ucranianos de habla rusa.
En segundo lugar, la adhesión de Ucrania a la UE plantea un reto económico que en la actualidad Europa no puede asumir. El país era en 2021 mucho más pobre que Bulgaria, el país miembro de la UE donde el PIB per cápita es menor. De hecho, si este indicador era de 12.221 dólares para Bulgaria, descendía hasta los 4.835 parar Ucrania según los datos del Banco Mundial. Prácticamente la tercera parte. Y este hecho no tiene ni siquiera en cuenta la devastación causada por la guerra desatada por Rusia: el año pasado, el ya escaso PIB ucraniano se desplomó al menos un 33%.
Los países europeos no disponen del dinero ni de la energía política necesarios para lanzar la adhesión de un país tan paupérrimo, y mucho menos en el actual contexto de crisis inflacionaria y de la deuda pública que se va acumulando.
En tercer lugar, el hecho de que Ucrania tenga partes tan importantes de su territorio internacionalmente reconocido bajo ocupación extranjera supone un caso inaudito en la historia de la UE. Habrá, sin duda, que llegar a algún tipo de acuerdo con Rusia sobre la territorialidad ucraniana antes de que Kiev pueda convertirse en miembro de pleno derecho de la Unión Europea. Una perspectiva que parece hoy por hoy muy lejos de ser posible.
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