La Comisión Europea, presidida por Úrsula von der Leyen, sigue avanzando para llevar a Europa a un callejón sin salida. Ahora han aprobado por la vía de urgencia una imposible integración de Ucrania en la Unión Europea. No les arregla ningún problema porque es un brindis al sol que será efectivo quien sabe cuándo, pero así dan aire a un Zelenski en horas bajas, que ve cada vez más difícil recoger dinero y material para proseguir en la guerra.
Pese a que determinados medios de comunicación con su sectarismo habitual que practican a piñón fijo criticando a Urban, el primer ministro húngaro, éste tiene toda la razón del mundo cuando afirma que el acuerdo de la CE para integrar Ucrania se ha hecho de forma forzada, quemando todas las etapas por razones estrictamente de interés político, que nada tienen que ver con los intereses de la Unión.
Lo que está diciendo el gobierno europeo es que quieren integrar a un país en guerra con nuestro vecino Rusia a pesar de que la UE tiene una cláusula de defensa mutua. Por tanto, un futuro conflicto con Ucrania y Rusia implicaría necesariamente a todos los estados europeos, porque tendría la obligación de acudir en su defensa. Más imprudencia imposible. Y además esto se hace el mismo día que Putin anuncia, en su espectacular rueda de prensa anual, que no detendrá la ofensiva hasta alcanzar los objetivos de la neutralidad de Ucrania. Todo lo contrario a la dinámica que se está produciendo con el proceso acelerado de integración y su candidatura en la OTAN.
Y además, todo esto se produce cuando ha fracasado la ofensiva ucraniana. Una derrota anunciada porque hoy en día no puede pensarse en una guerra convencional sin disponer de una fuerza área potente, que no es el caso de Ucrania, y al mismo tiempo Rusia mantiene la presión con avances a lo largo de todo el frente en las regiones de Járkov y Donetsk y además si hacemos caso a los rusos, han tomado la ciudad de Márinka en el este de Ucrania después de meses de combate.
Ucrania tiene muchas bajas militares
No se conocen las cifras porque no las dan, pero estimaciones del Pentágono y de la BBC sitúan a los muertos entre 50.000 y 70.000 y los heridos entre 100.000 y 120.000. En contrapartida, y a diferencia de lo que está ocurriendo en la franja de Gaza, las bajas civiles son reducidas. En los últimos meses fallecieron 2.000 civiles y 11.000 resultaron heridos.
Junto al aumento de la presión militar está el hecho de la destrucción continuada de las infraestructuras, que acentuará los problemas con la llegada del invierno, porque afectará al suministro de energía y a las rutas de transporte. También sufre una crisis de materias primas en productos básicos como la carne. Además del desplazamiento de personas, el mayor desde la II Guerra Mundial, en su mayoría mujeres, pero también cada vez más hombres que intentan evitar ir a la guerra.
Europa y EEUU públicamente quieren ignorar que la base del ejército ucraniano está formado por medio millón de voluntarios que al inicio de la invasión se apuntaron. Pero que después, y a medida que la guerra se ha prolongado, cada vez ha sido más difícil incorporar nuevos hombres al frente y ha crecido la corrupción para evitar el reclutamiento, de tal modo que Zelenski se vio obligado a destituir a los jefes regionales de reclutamiento por la corrupción generalizada que existía para evitar ir al frente a cambio de dinero y otros favores. Ha sido un asunto de millones de dólares. La mayoría de varones menores de 60 años, edad límite de reclutamiento, intentan evitarlo. Miles intentan marcharse hacia Rumanía a través de los Cárpatos y otros lo hacen por varias fronteras del país muy controladas. La mayoría procuran evitarlo sencillamente dentro del país a base de sortear las patrullas de agentes de reclutamiento. En Telegram hay chats para las distintas regiones y ciudades del país, alguno con más de 100.000 miembros que informan de los lugares en los que patrullan las unidades de reclutamiento en tiempo real. Hay, por tanto, una de amoralización y una desbandada interna real además de todas las demás dificultades. A las que se le añade los crecientes problemas para rearmarse.
Todo el mundo sabe cómo acabará la guerra, con Crimea y el área rusófila ocupada en manos de Moscú. Estos territorios no volverán a Ucrania al igual que Finlandia perdió parte de Carelia para ganar la paz. Prolongar esta derrota no tiene sentido porque los únicos beneficiarios reales de todo ello, al margen de intereses políticos muy concretos, son las fábricas y traficantes de armamento. La pregunta sigue en pie: ¿a qué juega la CE en Ucrania?