Para entender cómo es posible que un país que ha sido gobernado ininterrumpidamente durante un cuarto de siglo por una orientación política de centroderecha, más bien de perfil conservador, como era CiU, se haya transformado en el único sitio de Europa donde la derecha y el centro prácticamente han desaparecido del espectro político, es necesario mirar hacia los dos grandes medios de comunicación que han marcado la pauta en Catalunya, TV3 y La Vanguardia.
La realidad política catalana la define el hecho de que a ambos lados de la plaza Sant Jaume gobiernan dos partidos diferentes, pero que tienen en común su maximalismo progre.
TV3
De la misma forma que es imposible entender la ola independentista, hoy desaparecida o sumergida, sin introducir el papel decisivo de la televisión pública de Cataluña para movilizar y socializar una parte importante de los ciudadanos, haciendo de esa característica política su nicho de mercado, también es necesario constatar que TV3 actúa como intelectual orgánico en el terreno de las ideas políticas de los criterios morales y éticos de la cultura woke y de las políticas de cancelación.
Sus telediarios son un relato argumentado de sus preferencias. Tiene en su frontispicio el feminismo que se encuentra cómodo en los postulados de UP, practica una visión europea en blanco y negro y su posición sobre la inmigración responde a los parámetros de los Comuns.
Su corsé ideológico es tan evidente como lo muestran las diferentes maneras de actuar de TV3 en relación a tres escándalos que han tenido como protagonistas a la reina Letizia, al PSC y a la Virgen del Rocío. Los tres tienen en común que han sido maltratados con la excusa de que eran programas de humor. En el caso de ambas mujeres, Leticia y la Virgen, centradas en procacidades sexuales. En el caso del PSC, con una breve y desafortunada asociación con la cruz gammada.
En cuanto a la reina y al partido político la respuesta de la televisión fue rápida y contundente: Liquidaron el programa de la web, pidieron disculpas y despidieron al humorista responsable. En el caso de la Virgen del Rocío consideraron que prevalecía la libertad de expresión y no se habían vulnerado las normas. Es una característica de la televisión catalana que forma parte del establishment del país: ser amables con el poder y sectarios con el catolicismo.
Hoy TV3 es un agente de propaganda del progresismo más radical que paradójicamente tiene como público mayoritario a gente de la tercera edad. Sus telediarios son un ejemplo de la construcción diaria de un relato de propaganda ideológica.
La Vanguardia
La Vanguardia contribuye de forma decisiva a esta orientación, aunque con algunas diferencias importantes.
La mayor de todas es su posición abiertamente contraria al independentismo. En el pasado, sus páginas de opinión tenían la característica de una gran pluralidad. Sin embargo, en una evolución acelerada se van convirtiendo en páginas de adoctrinamiento donde impera el feminismo más radical contra la condición de los hombres, que aplica la censura sin duda ni vacilación. Si bien comparten página tanto las partidarias del feminismo de género como las que defienden las posiciones trans.
Otra característica es la de cómo ha cambiado su relación con el poder.
Este diario históricamente siempre ha sido favorable al poder de turno y esto explica que pudiera tener una sección local favorable al PSOE cuando gobernaba la ciudad, la sección sobre política catalana abiertamente pujolista y la correspondiente al gobierno de Madrid, más o menos matizada a favor del color político que predominaba en ese momento en el gobierno del Estado. Todo est,o hecho siempre con matices y cierta gracia italiana en sus equilibrios.
Por su parte, sus páginas Internacionales tenían un tono superior a la media de los medios de comunicación españoles gracias a sus grandes corresponsales dotados de una notable independencia política.
Todo esto ha pasado a la historia. Hoy se podría titular con propiedad «La Vanguardia feminista» y, además, muy preocupada por los aspectos sexuales, a los que día sí y día también dedica extensos reportajes. El sexo convertido en el eje de las políticas públicas, como corresponde a la cultura dominante.
En el ámbito internacional aquellos grandes reportajes han dejado paso en buena parte, aunque no del todo porque todavía quedan cosas de la herencia pasada, a la orientación desde un progresismo simplista, que ve la política en términos de buenos y malos. De hecho, incluso las páginas internacionales de El País tienen mayor capacidad de ponderar y de no mezclar sistemáticamente la información con la opinión.
Situadas así las cosas, es necesario constatar
Mientras estos dos medios mantengan su influencia o no se transformen, Cataluña quedará muy condicionada por esta visión de la progresía a caballo entre el liberalismo y el izquierdismo.
Mientras, sólo queda el camino de abstenerse en sus contenidos del crecimiento de informaciones y opiniones independientes a las charas y del estímulo a improbables alternativas, como muestra el fracaso del intento de 8TV que, de querer construir una alternativa a TV3, ha acabado reducida a acoger en gran medida el independentismo progre que ha sido expulsado por ERC de la TV pública de Catalunya.
En el trasfondo de esta realidad otra más profunda: los sectores dirigentes de la sociedad catalana, o bien comparten muchos de los puntos de vista de éstos o son pasivos y acomodados a su influencia.
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