Tres pistas interesantes contra el coronavirus: nicotina, vitamina D, antiinflamatorios

Poco a poco se abren caminos que permiten un mejor conocimiento de la extraña forma en la que el SAR-Cov-2 ataca al organismo. No se trata solo de las múltiples tareas para encontrar una vacuna en el menor tiempo posible, o el uso de anticuerpos monoclonales, o la aplicación de fármacos existentes como el Remdesivir, todas ellas cuestiones fundamentales, sino de la aparición de datos, pistas que pueden ayudar al combate y a la prevención.

De todas las que las publicaciones científicas y las declaraciones de los especialistas han venido produciendo, destacan tres.

Una es la nicotina.  En los estudios realizados a afectados por el coronavirus, se ha constado que la presencia de fumadores es muy inferior a la que correspondería en proporción a su presencia en el conjunto de la población, lo cual induce a pensar, por la amplitud de casos observados, que puede existir una relación no bien conocida entre la reacción del organismo al ataque del SAR-Cov-2, y el papel que juega algún derivado de la nicotina. Y esta es la pista que se está siguiendo. No se trata, por tanto, del hecho de fumar, que es totalmente peligroso, como del efecto de su componente fundamental, la nicotina o parte de él. Nadie debe ponerse a fumar como un loco por esta razón, pero sí señala un camino de interés.

Otro factor interesante es el papel de la vitamina D. Se cree que los enfermos más afectados por la COVID-19 presentan también, en muchos casos, un déficit de calcio, una hipocalcemia, y se está estudiando su metabolismo para ver si se encuentra una relación médicamente útil. En todo caso, sí es evidente que este déficit, más frecuente de lo que parece, está mucho más generalizado en las personas de mayor edad, y podría ayudar a explicar su peor diagnóstico ante la enfermedad. En este caso sí que la respuesta casera, es fácil y sin contraindicaciones: producir de manera natural vitamina D que favorece el metabolismo del calcio. Para ello basta con una alimentación sana y bien dotada en calcio, y condición necesaria, la disponibilidad de la vitamina D necesaria. Para ello no hace falta ningún suplemento alimenticio, a no ser que se padezca un déficit crónico, algo que corresponde al médico diagnosticar. Basta con tomar el sol entre 15 minutos y media hora al día, un tiempo más que sobrado en esta época del año, y suficiente para evitar los daños de una exposición solar excesiva.

La tercera baza, esta ya de aplicación regular en hospitales de nuestro país y de los Estados Unidos es el uso de  los anticoagulantes. Es sabido que este coronavirus produce una perfusión de micro coagulaciones que pueden causar el colapso orgánico si afecta a diversos órganos, ictus, e infartos. Entre el 20% y el 55% de los ingresados presentan trastornos de coagulación, según el doctor Trilla. Una construcción que en paralelo ha realizado el cardiólogo Valentí Fuster del Hospital Mount Sinaí de Nueva York. La respuesta es la aplicación profiláctica de anticoagulantes a los ingresados. Se debe profundizar en la efectividad de las dosis, pero en todo caso se sabe que se obtienen resultados de mejora, con independencia de si se trata de fármacos inyectados o ingeridos. También en este caso nadie por su cuenta debe dedicarse a usar anticoagulantes, pero quizás sí suceda que las personas que ya lo toman como prevención puedan constituir una paliación, no para detener la infección, pero sí para frenar posibles complicaciones.

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