La reciente visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a Taiwán está levantando mucha polvareda.
China ha lanzado unos ejercicios militares de ancho y alcance hasta ahora inauditos, y que simularían una invasión de la isla. Además, ha anunciado detener las reuniones de cooperación militar de alto nivel con Washington, así como las negociaciones en materia de medio ambiente.
Para el gobierno de Pekín, Taiwán es un territorio chino dominado por títeres de Estados Unidos
Para el gobierno de Pekín, Taiwán es un territorio chino dominado por títeres de Estados Unidos. Vendría a ser una especie de última colonia occidental, el último vestigio del «siglo de la humillación» que el imperio chino sufrió en manos de las potencias europeas (más Japón) desde mediados del siglo XIX hasta la década de los 40 del siglo XX.
Así describe la actual postura china el especialista Bill Hayton, investigador del think tank británico de política internacional Chatham House.
China sólo ocupó la isla de Taiwán a finales del siglo XVII
Hayton prosigue afirmando que la realidad de Taiwán es bien diferente: China sólo ocupó la isla de Taiwán (Formosa para los europeos) a finales del siglo XVII, en 1684. La dinastía Qing entonces en el poder trató este territorio como una zona de frontera, afectada por un clima insalubre y habitada por nativos hostiles y bárbaros a ojos de los civilizados chinos.
De hecho, Hayton establece un paralelismo entre Taiwán y la famosa zona de la Frontera Noroeste de la India Británica (situada entre los actuales Afganistán y Pakistán): una región salvaje que era necesario “administrar” a través de expediciones de castigo y una administración colonial.
Según Hayton, la ocupación china de Taiwán de entonces no fue total: las zonas altas se mantuvieron al margen siempre que sus habitantes no importaran los intereses chinos, situados en las zonas llanas y costeras.
No sería hasta 1887 que Taiwán se convertiría formalmente en una provincia plena del Imperio Qing
No sería hasta 1887 que Taiwán se convertiría formalmente en una provincia plena del Imperio Qing. Fue entonces cuando Pekín inició una política de administración «plena», introduciendo vías férreas, medicinas e impuestos.
Sin embargo, tan sólo ocho años más tarde, China perdió Taiwán durante una guerra en la que se enfrentó contra Japón. El imperio japonés se impuso rápidamente y reprimió los últimos bastiones de resistencia de los locales.
Hayton explica que poco después, los chinos olvidaron el asunto taiwanés. De hecho, después de la caída de los emperadores, la primera constitución china (1912), no incluyó a Taiwán en su lista de territorios. Los revolucionarios comunistas tampoco se preocuparon de la isla. En 1928 estos últimos incluso reconocieron que los taiwaneses conformaban una «nacionalidad diferente», expone Hayton.
No sería hasta la Segunda Guerra Mundial que tanto los nacionalistas como los comunistas chinos redescubrieran Taiwán. Chiang Kai-Shek, líderes de los primeros, mostró un gran interés por volver a situar a Taiwán como una región plenamente china, parece que en buena parte por motivos de defensa del territorio continental.
Después de la derrota japonesa en 1945, la isla volvió a manos del gobierno chino. En 1949, el gobierno de Chiang Kai-Shek, derrotado por los comunistas de Mao Zedong, se retiró a la isla que se convirtió en una fortaleza no contra un enemigo externo como había imaginado, sino contra sus propios compatriotas.
El gobierno nacionalista en el exilio, oficialmente la “República de China”, se fue convirtiendo poco a poco en el Taiwán que hoy conocemos
Chiang Kai-Shek hizo de la isla su base para recuperar el continente, algo que nunca sucedió. Así pues, el gobierno nacionalista en el exilio, oficialmente la “República de China”, se fue convirtiendo poco a poco en el Taiwán que hoy conocemos.
A partir de 1949, el gobierno nacionalista chino llevó a cabo una política de “mandarinización” de la isla. Impuso al mandarín a las poblaciones autóctonas e intentó forjar una identidad china unitaria.
Aún hoy, la política taiwanesa vive al ritmo de las relaciones con «el continente», como suelen referirse a China gobernada por los comunistas. Pero las perspectivas y opciones políticas han cambiado radicalmente desde que los nacionalistas se refugiaran en la isla.
De entrada, sólo un puñado de personas siguen pensando que la reconquista del continente es posible. La mayoría de taiwaneses aspira tan sólo a preservar su independencia de los comunistas que gobiernan en Pekín.
La mayoría de taiwaneses aspira tan sólo a preservar su independencia de los comunistas que gobiernan en Pekín
Taiwán es de facto un país independiente y diferente en China. Emite pasaportes bajo el nombre de “Taiwán” en inglés y “República de China” en mandarín que permiten entrada sin visa a 145 países. Prácticamente el doble que los pasaportes chinos.
A pesar de que China es el principal socio comercial de la isla, y de los vínculos familiares que unen a muchos pobladores de ambos lados del estrecho de Taiwán, una declaración formal de independencia de Taiwán sería motivo de guerra para Pekín .
A ojos del gobierno chino, la independencia de Taiwán sería la ofensa final del colonialismo occidental. Pero la realidad, como Hayton describe, es que las pretensiones de Pekín sobre Taiwán son casi tanto colonialistas como lo fueron las europeas del siglo XIX sobre el territorio chino.