Sin debate parlamentario no hay democracia

Si juzgamos los hechos, constataremos que el llamado «régimen del 78» (es decir, el estado de derecho apoyado por la Constitución), se ha transformado en el régimen de la ranita o del sanchismo, caracterizado por que el poder ejecutivo concentrado además en la persona del presidente del gobierno acumula todas las funciones en el ámbito legislativo y cada vez más en el judicial.

El régimen de la ranita es consecuencia de este cuento que explica cómo para cocer a una rana en lugar de ponerla con agua hirviendo que hace saltar al animal vivo, se utiliza líquido tibio que se calienta poco a poco por lo que el animal no percibe el cambio gradual de temperatura y termina hervido. Esto es exactamente lo que está ocurriendo con el orden constitucional del estado de derecho español.

Constatémoslo por medio de 10 hechos:

1. Durante la pandemia Sánchez cerró el Congreso, precisamente cuando éste debía haber ejercido un mayor control del ejecutivo para evitar los desmanes, que se produjeron en un grado extraordinario. No hay más que recordar que han sido declarados a posteriori, y sin consecuencias, inconstitucionales los estados de alarma declarados por el gobierno.
2. La pandemia sobre todo en el primer y segundo año, significó un destrozo humano. Tal, que por primera vez desde la Guerra Civil, la esperanza de vida se redujo. A pesar de este hecho, el gobierno vetó todo control parlamentario y todo rendimiento de cuentas en el Congreso. La pandemia y sus estragos, las medidas aplicadas, han pasado sin ningún examen de los errores cometidos que sirvieran como aprendizaje del futuro.
3. Nadie duda de la importancia de los fondos europeos Next Generation, ni de la oscuridad que impera sobre sus resultados. Es consecuencia de la negativa gubernamental a que en el Congreso se constituyera una comisión para su seguimiento que habría garantizado una mayor información y transparencia pública. ¿Cómo es compatible ese oscurantismo con la práctica democrática?
4. Abuso de los procedimientos hasta deformar el sistema en la práctica parlamentaria. El gobierno utiliza sistemáticamente procedimientos legales pensados para situaciones excepcionales como práctica común para limitar el debate parlamentario y los informes y consultas a instancias externas, tanto públicas, como el Consejo General del Poder Judicial o el Consejo de Estado, como privadas. Utiliza abusivamente los decretos ley, utiliza enmiendas a leyes que nada tienen que ver con el contenido al que se introduce para evitar debate y deliberaciones. Se modifica artificiosamente lo que son proyectos de ley gubernamentales por propuestas, simulando que son presentadas por el partido del gobierno, también con el mismo fin de acortar el debate y la información sobre aquellas materias.
5. La mesa del Congreso dirigida por Batet y con mayoría del gobierno, actúa en la práctica como una simple delegación del poder ejecutivo y de esta forma excluye materias al debate, o bien las limita, acelera procedimientos o los retrasa. Todo es legal, pero como en el fútbol la acumulación de faltas debería traer consigo tarjetas rojas.
6. La renuncia a ejercer sus funciones de la mesa arrastra al Parlamento a la insignificancia, como muestra su ausencia en el proceso negociador para nombrar a los miembros del TC, incumpliendo así lo establecido. Esta misión del Congreso ha sido secuestrada por el gobierno que negocia directamente esa composición con la oposición, cuando en realidad no le corresponde.
7. Aceptación sumisa de la falta de calidad de las leyes. Lo que ocurre con la ley del «sí es sí» es sólo una consecuencia espectacular de una degradación habitual, fruto de una deficiente técnica jurídica en unos casos, aumentada por los continuos intercambios de favores que Sánchez se ve obligado a hacer con sus aliados parlamentarios. Las preceptivas memorias que vendrían a justificar la racionalidad de la ley no pasan de ser pura tramitación sin ningún tipo de interés.
8. El Congreso no interviene en cuestiones esenciales. Sánchez decidió por su cuenta un cambio radical de posición en relación al Sáhara sin que la alta instancia parlamentaria tuviera conocimiento. Ahora lo reiterará con un hecho de tanta responsabilidad como el envío de carros de combate a Ucrania y sigue sin informar de las negociaciones con Marruecos.
9. Ha colonizado el TC con personas elegidas por su significación política y su carencia de imparcialidad. Este hecho ya comporta problemas porque con muchos de los casos que han de resolver los nuevos nombrados deberían excluirse porque han participado en la materia a juzgar. Este hecho puede llegar a paralizar el TC o dictar sentencias tan contaminadas que el recurso a la instancia europea será frecuente.
10. También coloniza todas las instancias teóricamente autónomas o independientes. El caso del CIS y Tezanos es lo más espectacular, pero no el único. Se han promovido cambios en el INE porque el Ejecutivo no compartía los datos que este organismo, teóricamente independiente, aportaba. Prácticamente, en estos momentos todas las instancias de organismos autónomos e independiente dependen de una misma persona: el presidente del gobierno.

Si a todo se le añade que Sánchez asume cada vez más un rol de presidente de estado, de regente y margina de todo papel internacional al verdadero jefe de estado, el rey, tendremos una primera radiografía de cómo un estado de derecho se transforma en otra cosa bajo el mando de una sola persona que en teoría sólo es el que preside el Consejo de Ministros.

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