2023 debía ser un año de dificultad para los mercados bursátiles: se esperaba que la subida de los tipos de interés condujera a una menor atractividad de las acciones de las empresas como fuente de ingresos respecto a bonos y préstamos.
Pero después de un inicio de año que generó algunas dudas, la bolsa vivió un auténtico despegue liderado por un pequeño grupo de pesos pesados. Todos ellos estadounidenses y estrechamente vinculados a la que se espera sea la siguiente gran revolución tecnológica y de rebote, económica: la inteligencia artificial.
Esta reducida guerrilla de líderes empresariales, todos ellos empresas bien consolidadas e internacionalizadas, está conformada por Apple, Microsoft, Alphabet (matriz de Google), Amazon, Tesla, Meta (ex-Facebook) y Nvidia.
No pudiendo resistir a la tentación de la referencia cinematográfica, a algún analista se le ocurrió la idea de bautizarlas como «las siete magníficas» (como en inglés no existe distinción de género en los sustantivos, la idea resulta aún más redonda).
El apodo no es abusivo. Sin las siete magníficas, el índice de referencia de Standard & Poor’s S&P 500 que aglutina al medio millar de principales empresas cotizando en la bolsa estadounidense, habría registrado un crecimiento anual del entorno del 11%. Gracias a las siete magníficas, los datos de finales de año son extremadamente positivos, con un crecimiento de más del 20%, según Katie Martin del Financial Times.
Cada uno de estos siete grupos empresariales vio su acción aumentar entre un 40 y 180% entre enero y julio de 2023, generando un crecimiento que encendió la confianza de los inversos, con la consecuencia de extender los números positivos al S&P 500 en su conjunto en la segunda mitad del año.
Sin las siete magníficas, el panorama de la bolsa estadounidense habría sido muy distinto.
Las grandes empresas suelen tener un sobrepeso en bolsa, pero el caso de las siete magníficas no parece tener punto comparativo en la reciente historia de los mercados. Durante los últimos 12 meses estas empresas han crecido tanto que suponen ya el 30% del S&P 500 que, como su nombre indica, agrupa a 500 corporaciones.
El fenómeno de concentración de la capitalización bursátil estadounidense tiene también una consecuencia directa mundial: las empresas estadounidenses pesan cada vez más a nivel internacional. Este año, las empresas estadounidenses concentran aproximadamente el 60% de la capitalización mundial según el índice MSCI All-Country World Index. Es el octavo año consecutivo que el peso de las empresas estadounidenses crece en proporción a la economía del mundo, una tendencia fuertemente impulsada por la tecnología.
¿Qué puede concluirse de esta situación de los mercados?
Primero
En primer lugar, se está acelerando la concentración de la creación de riqueza en un grupo cada vez más reducido en términos sectoriales: las tecnológicas son imbatibles y marcan el camino a seguir.
Por «empresas tecnológicas» hay que entender aquellas basadas en software y que dominan la informática desde hace décadas (Microsoft), las que se sumaron al movimiento con el boom de los servicios por internet la pasada década (Meta, Alphabet, Amazon), pero también los fabricantes del hardware que le han hecho posible (Apple, Nvidia) y que cada vez trabajan más estrechamente con el mundo de los softwares (Tesla). Ahora, todas ellas invierten masivamente en la inteligencia artificial para convertirse en aún más eficientes y proponer nuevos servicios a los usuarios y clientes.
Segundo
En segundo lugar, y siguiendo la misma lógica, Estados Unidos concentra de forma creciente el futuro económico del mundo, o al menos de aquel que no caiga en la órbita de China. Una situación paradójica para un país que en términos políticos, sociales y culturales vive una de las peores crisis de su historia. En cualquier caso, el auge del sector tecnológico no está por ahora repercutiendo en un incremento de la riqueza y bienestar de los ciudadanos estadounidenses en su conjunto, lo que debería ser motivo de preocupación para la clase política del país.
Tercero
Y, en tercer lugar, y por último, cabe apuntar que numerosos analistas niegan que el actual fenómeno de las siete magníficas sea una burbuja financiera más. Por el contrario, afirman que estas empresas reciben en particular la confianza de inversores conservadores y cautelosos que buscan valores seguros, así como otras con comportamientos de estrategas convencidos de que la inteligencia artificial jugará un papel clave en la economía del futuro.
Esta reducida guerrilla de líderes empresariales, todos ellos empresas bien consolidadas e internacionalizadas, está conformada por Apple, Microsoft, Alphabet (matriz de Google), Amazon, Tesla, Meta (ex-Facebook) y Nvidia Share on X