Uno de los hechos más negativos y escandalosos que se ha producido con la pandemia es la discriminación que han sufrido las personas mayores, tanto en la atención en las residencias como en los traslados al hospital, el ingreso a la UCI y el acceso a los respiraderos. Hay que recordar las instrucciones del servicio de emergencias médicas (SEM) de Cataluña de cómo actuar para no trasladar a personas mayores a los hospitales o de no utilizar los respiraderos en personas de más de 75 años a pesar de que no presentaran patologías que pusieran en peligro su vida.
Ahora la información que se ha hecho pública sobre uno de los hospitales más grandes de España, el Hospital de la Vall d’Hebron y el que ha atendido a más enfermos en la UCI, crea una importante dosis de perplejidad y muchos interrogantes que deben ser aclarados.
Y es que el análisis de casos concretos de hospitales facilita una radiografía real de lo que ha estado sucediendo.
Entre finales de marzo y principios de abril, según informa el Hospital de la Vall d’Hebron, estuvieron a 24 o 48 horas del colapso, dado que les entraba diariamente un número extraordinario de pacientes en la UCI. Por ejemplo, el 31 de marzo registraron una punta de 24 ingresos en 24 horas. Pero lo que es evidente según las propias afirmaciones es que, a pesar de esta extraordinaria presión, el colapso no llegó a producirse. Y si esto es así, significa que todavía les quedaba un margen, pequeño, eso sí, para admitir nuevos casos.
La pregunta es por qué si la situación era esta, ingresaron tan pocas personas de más de 70 años en la UCI y menos aún de 80 años o, si el margen existía, por qué, curándose en salud, estas personas ya no entraban a pesar de haber disponibilidad. Esta es una indagación a la que deben someterse todos los hospitales y que interpela a instancias de diferentes políticas, como la comisión parlamentaria, judiciales y de la Sindicatura de Greuges
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Pero todavía hay una segunda derivada. Dado que desde finales de marzo se iba anunciando una situación de posible colapso sin saber si éste se llegaría a producir o no, la pregunta entonces es: ¿por qué el departamento de Sanidad no pidió el traslado a otras comunidades autónomas que en sus servicios públicos o concertados disponían de plazas sobradas? En caso de haber actuado así, el margen de la UCI habría quedado más holgado y se habría podido atender a más personas mayores, y también, un aspecto que a menudo no se tiene en cuenta, enfermos graves de otras patologías. Porque la realidad es que la emergencia provocada por el Covid-19 ha dejado al margen a enfermos que necesitaban atención y que en condiciones normales habrían ingresado en la UCI. Esta es una segunda cuestión de respuesta obligada por parte de la Generalitat.
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