En septiembre del año pasado, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, pronunció su primer discurso sobre el estado de la Unión, bajo el título “Construyendo el mundo en el que queremos vivir: una Unión de vitalidad en un mundo de fragilidad“.
Según la presidenta, hace un año la UE se mostraba especialmente frágil debido a la pandemia -que empezó tan sólo dos meses después de que ella llegara al cargo- pero no solo por la pandemia, también sus valores daban señales de fragilidad. Es más, a su juicio Europa y el mundo en general se mostraban frágiles. Su propuesta central consistía en hacer pasar a la UE de la fragilidad a la fortaleza.
A un año vista de ese discurso , la presidenta ha querido presentarse este mes de septiembre ante el Parlamento Europeo con un fuerte mensaje de optimismo sobre el futuro de la UE, basado en el éxito de la campaña de vacunación en Europa y en la recuperación económica en marcha.
La UE ha logrado, efectivamente, dar la vuelta a la crisis de la pandemia con tres iniciativas importantes: fondos de recuperación, vacunas y certificado digital.
Con esto solo, piensan en Bruselas que Von der Leyen ya se garantiza un lugar destacado en la historia de la UE. Ella podrá llegar al ecuador de su mandato de cinco años con la tranquilidad de haber superado con creces las pruebas de un período sanitario, económico y social con dificultades sin precedentes. Y con el apoyo sin fisuras de su propio grupo político (el Partido Popular Europeo) y también de los dos que le siguen en importancia en la Eurocámara: los grupos socialista y liberal. La líder del grupo socialista, la española Iratxe García, acaba de declarar que “Von der Leyen ha jugado un papel muy positivo en la respuesta contra la pandemia; una medida como el plan de recuperación recoge demandas que hacía años que pedíamos y que parecían inalcanzables“.
El fondo de recuperación inyectará en la economía europea casi 800.000 millones de euros para afrontar el terrible impacto de la pandemia sobre el tejido productivo, económico y social. Por primera vez en la historia de la UE, la financiación de estas ayudas -préstamos y subvenciones a fondo perdido- se realiza con una emisión de deuda conjunta apoyada por los 27 Estados miembros. Se trata de un paso sin precedentes hacia el fortalecimiento del euro como referencia internacional en los mercados financieros y convierte a la Comisión Europea, encargada de colocar la deuda, en el embrión de un posible tesoro para la zona euro. “La pandemia ha provocado una crisis económica histórica, pero hemos aprendido lecciones de la anterior crisis, cuando estábamos demasiado divididos y tardamos demasiado en reaccionar. La diferencia es total. La última vez la eurozona tardó ocho años en volver a su PIB previo a la crisis. Esta vez esperamos que 19 países lo consigan el próximo año, con tasas de crecimiento por delante de Estados Unidos y China.“
La estrategia de las vacunas, sin disponer de competencias claras para salir adelante, también marca un hito hacia la unión sanitaria que podría surgir como respuesta a la pandemia. La presidenta se puso al frente de un programa conjunto de compras de dosis que evitó que los países con más recursos -como Alemania, Francia, Italia o Países Bajos- lanzaran su propia compra al margen de la UE. La campaña de vacunación ha sido un éxito, ya que actualmente en la UE más del 70% de los adultos están inmunizados contra la covid, un récord mundial que hace seis meses parecía de todo menos seguro. Von der Leyen ha declarado satisfecha que «nos hemos guiado por la ciencia y hemos cumplido con Europa y el mundo». La UE ha invertido 1000 millones de euros en facilitar la producción de vacunas en África, ha dado 250 millones de dosis a este continente y dará otros 200 millones en los próximos meses, a través del mecanismo COVAX.
Un segundo aspecto importante del discurso ha sido el llamamiento a los Estados miembros a dar pasos ambiciosos para reducir su dependencia militar de Estados Unidos mediante la creación de una Unión Europea de Defensa, incluida la ciberseguridad, y consecuentemente dotarse de más «autonomía estratégica» , sin romper los vínculos con la OTAN. Una cumbre bajo la presidencia francesa abordará este tema en el próximo semestre, cuando Francia presida la UE.
Von der Leyen ha dicho que también se trabajará para reducir la dependencia de la UE respecto a China en productos tecnológicos básicos como microchips y se plantearán alternativas a su política de expansión global conocida como la Nueva Ruta de la Seda, que puede ser considerada como el gran instrumento chino para buscar la hegemonía global. La dependencia europea de los microchips fabricados en China no es solo un problema de competitividad, sino de «soberanía nacional». Para afrontar el reto de la Nueva Ruta de la Seda, la presidenta ha planteado un plan de inversiones internacional en infraestructuras, llamado Global Gateway , para ayudar a los países pobres con un enfoque «transparente y basado en valores».
La propuesta de una Europa de la Defensa ha dejado de ser una idea para convertirse en una necesidad
La propuesta de una Europa de la Defensa ha dejado de ser una idea para convertirse en una necesidad, a pesar del atlantismo de algunos Estados miembros del Este que no quieren saber nada. El Alto Representante de la UE en asuntos exteriores y defensa, Josep Borrell, últimamente no hace más que predicar esta necesidad «si los europeos queremos jugar el papel de un verdadero actor global», así como la necesidad de eliminación de la regla de unanimidad en decisiones en materia de política exterior.
Al día siguiente del discurso de von der Leyen se producía un evento de gran importancia geopolítica que venía a demostrar, una vez más, la necesidad de una apreciación a fondo de las políticas de seguridad y relaciones exteriores en la UE. Se trata de la creación de una nueva alianza entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido (AUKUS) para dotar a Australia de submarinos de propulsión nuclear y convertirlo en gendarme naval del Pacífico frente a China. Esta noticia bomba se producía irónicamente el mismo día en que Josep Borrell presentaba en Bruselas una propuesta de nueva política de la UE para la región Indo-Pacífico. En su número del mismo día, el diario Financial Times publicaba en portada la noticia bomba de la creación del AUKUS y dejaba para la segunda página, en un recuadro pequeño, un breve resumen del discurso de von der Leyen sobre el estado de la UE…
Además de tratar prioritariamente sobre la pandemia, defensa y relaciones con Estados Unidos y China, la presidenta ha recorrido en su discurso un amplio conjunto de temas, entre los que destaca el papel de los jóvenes en Europa, anunciando la creación del programa ALMA, una especie de Erasmus aplicado en el mundo laboral. En cuanto al cambio climático, ha ratificado el compromiso de reducir emisiones de CO₂ un 50% en 2030. La presidenta apenas ha hablado de la crisis migratoria ni de la reforma fiscal o de los precios de la electricidad, pasando de puntillas sobre los últimos choques entre las instituciones comunitarias y países como Polonia y Hungría. Tampoco ha dicho nada nuevo sobre el Brexit.
El discurso se ha visto bien, por lo general, por parte de los eurodiputados, sin provocar el entusiasmo. Se ha echado de menos más ambición en un momento en que Europa necesita líderes, especialmente ante la inmediatez de las elecciones generales en Alemania y la retirada política de Angela Merkel, además de las elecciones presidenciales francesas la próxima primavera.
La UE sigue teniendo pendiente de resolver la asignatura de qué papel quiere desempeñar en el mundo.
La Comisión debería marcar la agenda, pero de momento su iniciativa es discreta, a la espera del resultado de las elecciones en ambos países clave de la UE y siempre ligada a rigideces institucionales, como el voto unánime exigido en políticas estratégicas como defensa y exteriores. Von der Leyen quiere más a Europa, pero no ha precisado una hoja de ruta para alcanzarla. Eso sí, ha sido valiente cuando ha dicho que Europa necesita un alma, un ideal, y también voluntad política para sacar adelante las reformas que se necesitan. «Todos sabemos lo que conviene a Europa, el problema es la falta de voluntad política para lograrlo».
El discurso ha durado algo más de una hora, la presidenta ha querido ser panorámica y ha utilizado tres idiomas: inglés, francés y alemán. La emoción que quizás le ha faltado al discurso le ha proporcionado al final la presencia de una deportista italiana expresamente invitada al acto, recién llegada de los Juegos paralímpicos recientemente celebrados en Tokio, de nombre Beatrice (alias Bebe) Vio . Bebe ha propiciado a la presidenta terminar su discurso con unas breves y emotivas palabras en italiano, extraídas de un libro escrito por ella: Se siembra imposible allora si puó haré (si parece imposible, quiere decir que se puede hacer), después de las cuales Von der Leyen ha concluido, como es costumbre en ella, con dos palabras eufóricas, esta vez en italiano: Viva la Europa.