Sanders abandona justo cuando los norteamericanos comenzaban a apreciar sus ideas

Bernie Sanders, el candidato más a la izquierda y el segundo con más votos en las primarias del Partido Demócrata estadounidense tras el centrista Joe Biden, anunció el miércoles 8 de abril renunciar a proseguir la carrera.

Bernie Sanders, el candidato más a la izquierda y el segundo con más votos en las primarias del Partido Demócrata estadounidense tras el centrista Joe Biden, anunció el miércoles 8 de abril renunciar a proseguir la carrera.

La noticia llega en un momento en que matemáticamente, Sanders no tenía posibilidades de ganar. Pero también en medio de un contexto de emergencia sanitaria en Estados Unidos y en todo el mundo que favorecía sus tesis de un estado generoso con los servicios sociales.

En el momento en que Sanders saca la bandera blanca, Demócratas y Republicanos aprueban un plan de urgencia para intervenir la economía nacional en más de 2 billones de dólares ideado por un presidente a menudo considerado neoliberal. Donald Trump y la speaker Demócrata Nancy Pelosi discuten otro plan multimillonario de relanzamiento de las infraestructuras de los Estados Unidos para cuando termine la pandemia.

El «socialista» Bernie Sanders se había atrevido a poner sobre la mesa la posibilidad de universidades gratuitas, la cancelación de la deuda de los estudiantes o medidas drásticas para combatir la enorme desigualdad de renta.

Pero quizás el cambio político más radical que Sanders proponía, y que la crisis del coronavirus propulsa actualmente, sea la posibilidad de un verdadero sistema público de salud. Un tabú tanto para Demócratas como Republicanos a pesar de pérdidas humanas y económicas enormes debido al mercado oligopólico de los seguros y la sanidad privada.

A medida que la crisis del coronavirus avanza sobre suelo norteamericano, varias encuestas muestran ya que los estadounidenses se están planteando la idea de un sistema universal de salud. A ambos lados del espectro político, la sanidad pública se convierte en una idea recurrente.

Por su parte, Joe Biden, que ya es seguro el hombre que se enfrentará a Donald Trump en las próximas elecciones, ha admitido la importancia de Sanders al introducir una serie de temas en la agenda política del país que eran hasta hace poco insospechados de tratar.

Los activistas del Partido Demócrata esperan que Biden consiga lo que Hillary Clinton no hizo el 2016: convencer a sus electores más progresistas que sigue siendo su candidato. Pero Biden, considerado por el ala progresista del partido como el representante más puro del establishment de Washington, tendrá que hacer lo imposible para darle la vuelta su reputación.

A sus 78 años, parece evidente que la retirada de Sanders de las primarias Demócratas marca también el fin de la etapa más activa de su vida política. A pesar de que no habrá conseguido su objetivo de representar el partido a las elecciones presidenciales de 2016 ni de 2020, su influencia estará durante la campaña de este año más viva que nunca.

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