¿Sánchez, presidente de Europa?

Es un rumor bien extendido, sobre todo allá donde corren más rumores; es decir, en Madrid. Sánchez se prepara para ser presidente de Europa. Para ser más exactos, para ser presidente del Consejo Europeo después de las elecciones de junio.

El rumor es creíble por dos razones. La primera, porque las perspectivas electorales del presidente del gobierno son más bien flacas. Y los cambios de fase, si se quiere que el nuevo destino sea bueno, deben hacerse con tiempo y no después de la derrota, como ha ocurrido con Colau. Los resultados de la serie de elecciones que viene registrando Sánchez no son buenos, más bien al contrario, y las encuestas señalan un descalabro socialista en las elecciones europeas.

La segunda razón es que ya hay un precedente. Tras los malos resultados de las elecciones autonómicas y locales del año pasado, estaba sobre la mesa de la Moncloa presentar su candidatura a secretario general de la OTAN. Sin embargo, muy pronto, la observación de las posibilidades reales de alcanzar el cargo le hizo abandonar la idea. El presidente del Consejo Europeo es en la actualidad Charles Michel, político belga que fue primer ministro de ese país entre 2014 y 2019 y que pertenecía a la familia liberal. Ahora, cuando llegue el verano, se producirá su renovación.

Para alcanzar el cargo se requiere el voto favorable de 15 países de la Unión, que representen al 65% de la población, lo que significa que Francia y Alemania estén de acuerdo, además de Sánchez, en el caso de España. La posibilidad de que sea un candidato socialista, pese a que esta familia pierda posiciones en las elecciones europeas es bien posible porque la candidatura de Ursula von der Leyen, que sigue siendo la opción del PPE, cada vez se complica más y es previsible que los socialistas pidan contrapartidas para apoyarla, y una sería ésta.

Sánchez es el único candidato que procede de gobernar un país grande de la UE y que pertenece a la familia socialista, porque es evidente que el primer ministro alemán presenta una situación política muy debilitada según las encuestas e incluso su partido puede verse sobrepasado por la Alianza por Alemania. Sánchez además ofrece la posibilidad de trabar una alianza de izquierdas presentando su capacidad de establecerla en España. Se trataría de configurar un bloque entre la maltrecha socialdemocracia, los verdes y los partidos que se encuentran a su izquierda. Lo que no está claro es que la familia liberal optara por esta vía.

El reciente tour por Europa para reclamar el reconocimiento de Palestina como estado, que ha terminado en un fracaso notable porque continúa con los mismos apoyos, los de Noruega e Irlanda, de antes de empezar, puede interpretarse como una turné electoral de su candidatura al Consejo, al mostrar que tiene capacidad para ser líder más allá del propio estado.

El cargo de presidente del Consejo, si bien habitualmente desvanecido por la presidencia de la Comisión, tiene funciones muy importantes. Sobre todo al inicio de su mandato porque nombra al alto representante de Asuntos Exteriores y a los comisarios. Desde el punto de vista personal tiene la ventaja de una posición de peso a nivel mundial y, por si fuera poco, una retribución muy sustanciosa de 400.000 euros.

De todas formas, en EEUU ya ha empezado a despertarse la inquietud por esta posibilidad entre los sectores de la derecha. Por ejemplo, el The American Spectator publica un artículo absolutamente destructivo, que se titula “Un nuevo dictador de extrema izquierda llega a Europa” que presenta a Sánchez como una persona que ha dañado la democracia en España, ha pactado con partidos de extrema izquierda, subraya su buena relación con Bildu y los antecedentes de parte de esta formación con ETA, y lo compara con dictadores, como Maduro y Chávez. Es un artículo exageradamente duro, pero es también un indicador de que la derecha americana vería en Sánchez una bestia negra y eso sin duda le restará posibilidades de ocupar el puesto.

Con todo, visto cómo le ha ido a España, su tentación de repetir la jugada, polarizar la política europea, presentarse como alternativa a la derecha de todo tipo y condición, y así forjar un bloque que recoja a todos los demás grupos , puede ser irrefrenable.

Claro que Europa aún no es España.

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