Leo lo que dice Josep Miró en este digital «hay agua, lo que no hay son buenos políticos», y estoy de acuerdo. El racionamiento del agua en toda Cataluña y muchos sitios de Andalucía es el fruto de la pasividad de los gobernantes, a no evitar que una gran parte (se dice que incluso la mitad) del agua se pierda en la conducción por las tuberías, y en un uso poco sostenible del agua para consumo agrícola y ganadero.
El estado de emergencia actual y racionamiento del agua es señal de la ineptitud de los gobernantes, que se limitan a confiar en que la lluvia caiga del cielo donde nosotros queremos que llueva, en lugar de poner inteligencia a aprovechar el agua de lluvia donde cae.
Mientras, en Cataluña los políticos piensan en la independencia, por un lado, y por otro piden el trasvase de aguas desde Aragón o que la traigan de Sagunto, algo contradictorio para un país que se siente independiente, y que en realidad está pendiente de la solidaridad de otras autonomías. ¿No sería mejor focalizarse en las necesidades reales?
El foco de los gobernantes debe ponerse dónde están las necesidades principales del país, empezando por las básicas como son el agua, que es vida. Con la sequía que hay desde 2018 ha habido tiempo para poder hacer infraestructuras, y si donde llueve no hay embalses, pues hagámoslos, en lugar de esperar el santo advenimiento… como se suele decir: “a Dios orando y con el mazo dando”.
Se dedican millones de euros a la publicidad y campañas de sensibilización para ahorrar agua, pero eso no tapa los agujeros de las tuberías, tarea oculta que no da visibilidad a los políticos; además, no basta con llevar agua de los pantanos que recogen agua de lluvia, sino que el subsuelo está lleno de agua, como en Libia que resolvieron el problema de falta absoluta de agua en medio del desierto, sacándola de las bolsas de agua que tiene el subsuelo.
Hay un librito famoso: «¿Quién se ha llevado mi queso?» que habla de que antes de que llegue la crisis, hay que buscar otra forma de resolver la cuestión; hemos visto llegar la crisis del agua desde hace años, y hemos mirado hacia otro lado en lugar de buscar otras fuentes de obtención de ese agua vital para todos. Basta con mirar la historia, para ver que hemos tenido cisternas hasta el siglo XX cuando se ha monetizado el uso del agua con impuestos (también con más higiene, pero no debe reducirse el uso a fin de que toda agua pague impuestos).
La costa catalana tiene déficit de agua y reducir el cauce de los ríos causará un desastre ecológico. La costa de Málaga tampoco tiene agua. Las reuniones políticas de cara a la galería no resuelven el problema, es una visión de catetos que piensan quedar bien hoy, pero no hacen planes eficientes para el mañana: ¿en qué piensan los gobernantes? Poner el interés en políticas de ideologías partidistas, buscar aplausos de hoy para mañana, ni tiene raíces ni habrá frutos.
Es cierto que una educación para el uso del agua doméstica es importante, pero no creo útiles los 2.000 millones de euros que la Generalitat de Cataluña se ha gastado en la última campaña publicitaria para concienciar a los ciudadanos a gastar menos, y está bien la concienciación y la educación, pero no sólo en el uso doméstico, sino también en otros campos.
Hay maneras de sacar mayor rentabilidad al agua, aparte de lo que hemos dicho ya sobre el estudio del agua del subsuelo:
1.En agricultura, hacer un riego sostenible, ya que se riega a manta en un gran porcentaje: una agricultura más eficaz, sostenible y competitiva daría el doble del agua que ahora pasa por los ríos. En Almería fueron pioneros del riego sostenible, e implementar estas formas con ayudas oficiales es mucho más útil que hacer publicidad de miles de millones de euros, pero mejor estaría hacer algo menos de autopropaganda y resolver el problema grande. En realidad el agua se gasta sobre todo en agricultura y ganadería. Implementar sistemas de riego por goteo o aspersión para reducir el desperdicio de agua; utilizar tecnologías de sensores para monitorear la humedad del suelo y aplicar agua de forma precisa. Practicar la rotación de cultivos para mejorar la eficiencia en el uso del agua y optar por cultivos resistentes a la sequía. Emplear prácticas agrícolas que reduzcan la evaporación del suelo y conserven la humedad; y cubrir el suelo con materiales orgánicos o técnicas de cultivo mínimo. Por ejemplo se ha visto que es mucho más eficiente el olivar si tiene hierba y no dejar el suelo pelado como suele hacerse. Además, instalar sistemas de captación de agua de lluvia para su reutilización en riego es básico.
2. Ganadería, gestión eficiente del agua potable: implementar bebederos eficientes que reduzcan el desperdicio de agua; monitorear y reparar fugas en sistemas de suministro de agua; pastoreo rotativo para mantener la calidad del pasto, y manejo del pasto para evitar la sobreexplotación de los recursos hídricos; reutilización de aguas grises (tratar y reutilizar aguas grises para tareas como limpieza o riego).
3. Optimizar la conducción del agua, en primer lugar, arreglar las conducciones, ya que en Cataluña se reconoce que puede haber pérdidas de hasta un 50%.
4. Instalar dispositivos de bajo flujo en grifos y duchas es útil, pero considerar la instalación de sistemas de recolección de agua de lluvia para uso doméstico es mucho más eficiente.
El agua de lluvia no cae donde están los pantanos, se trata de aprovecharla como siempre se ha hecho: hacer cisternas para recogerla. El agua de lluvia se ha aprovechado siempre, para las necesidades humanas, agrícolas y ganaderas, con el uso de pozos y cisternas hasta el siglo XX.
Es lógico que se regule el consumo humano de estas aguas en cuanto a salud pública y cuidado de las capas freáticas. Pero no me parece razonable que la motivación sea sólo permitir a las instituciones públicas monopolizar los impuestos del agua, para recaudar más, a costa de que no haya agua utilizable para consumo humano.
Cuando falta el agua conviene volver a esta sabiduría popular de las cisternas: el agua es vida, y cuando falta todos lo notamos. Volvemos a la restricción en algunos hogares españoles, en litros de agua o agua a determinadas horas, como los que hemos vivido en sequías similares.
Pero cuando el agua no falta, como estos días de lluvia, sino que no se aprovecha de manera adecuada, debemos plantearnos aquello de que si queremos resultados diferentes, debemos hacer cosas diferentes.
Los pantanos no son suficientes para recoger suficiente agua, en algunas cuencas, ya que hay muchas más cuencas sin pantanos, es decir, el problema actual es que el agua no cae «donde nosotros queremos para recogerla». Entonces, lo lógico es «recogerla donde cae el agua»: ¡elemental!
Además hay mucha más gente que hace años, y lógicamente si en lugar de poner más embalses se quitan pantanos, habrá menos agua. Van pareciendo insuficientes los pantanos, además de sus limitaciones (llenado de sedimentos, impedir el cauce natural, etc.). La desalinización de agua del mar tiene un mayor coste.
El agua de lluvia tiene muchas cualidades. Puede utilizarse para todo tipo de consumo, lógicamente con el tratamiento adecuado si se utiliza para el consumo humano.
Desde la antigüedad, se ha recogido en depósitos, llamados aljibes o cisternas, en Granada se pueden ver en el barrio del Albaicín, y es una experiencia que todos tenemos, ya que desde pequeño he visto como el agua de los tejados de mi casa iba a parar a una cisterna que permitía regar el huerto y dar bebida a los animales. Incluso en los lugares altos como los castillos he visto lo mismo: bajo el patio de armas, estaba la cisterna que recogía las lluvias caídas en toda la superficie del castillo.
Leo que en Gibraltar, donde no hay ríos ni fuentes propias, las laderas de la roca deslizaban el agua de lluvia a unos enormes depósitos soterrados. Pienso que no sólo se puede hacer de forma individual, en cada casa o comunidad de propietarios, sino que también se podría hacer a nivel de municipios, de forma adecuada a las necesidades de cada sitio: bajo unas instalaciones comunes (campos deportivos, parkings…) podría haber un depósito que recoja estas aguas.
En resumen, se pueden realizar a nivel personal, en las casas o municipal y comarcal, bajo infraestructuras como aparcamientos, campos de fútbol, etc. El agua cae pero se va incluso en rieras haciendo más daño que bien, porque no sabemos aprovecharla.
Se trata de tener una cultura de captación de agua de lluvia para no tener escasez los meses que no existen. En México ya están aplicando esa sabiduría. En Alemania no existía esta tradición, pero cientos de miles de viviendas ya disfrutan de equipos de recogida de agua. En España estamos ahora a la cola de los países europeos en este aprovechamiento de aguas pluviales. Y conviene que exista inteligencia creativa en lugar de victimismo y quejas inútiles debidas a un proceso de desertización de España y aumento de habitantes. En resumen, se trata de poner de acuerdo a ingenieros y otros técnicos para aprovechar la cantidad de agua ingente para adecuarla a las necesidades, con dinero público e inversiones privadas.
5. Reciclaje del agua, ya que no desaparece una vez consumida la tierra o la persona, sino que cambia su apariencia. Optimizar el uso del agua después de su utilización en actividades como la agricultura, la ganadería o el ámbito doméstico es crucial para la sostenibilidad del recurso: implementar sistemas de reciclaje de aguas grises para usos no potables, tales como riego de jardines o descarga de inodoros. Investigar tecnologías de tratamiento de aguas residuales es fundamental para su reutilización en actividades no potables.
6. Políticas gubernamentales adecuadas que promuevan la conservación del agua es también importante. En lugar de destinar miles de millones de fondos europeos a una informatización de sectores que todavía no son capaces de asumir estos cambios tecnológicos, creo más necesario dedicar fondos para que se implementen las técnicas agrícolas y ganaderas sostenibles para el consumo del agua dichos más arriba. Cumplir regulaciones ambientales relacionadas con el uso del agua es hoy prioritario.
Al mismo tiempo, es necesario estar al corriente de las últimas tecnologías de conservación del agua y adoptar aquellas que sean apropiadas. Implementar estrategias puede hacer que paso a paso se maximice la eficiencia de este bien tan vital como el agua.
Se dedican millones de euros a la publicidad y campañas de sensibilización para ahorrar agua, pero eso no tapa los agujeros de las tuberías, tarea oculta que no da visibilidad a los políticos Share on X