¿Quién lleva el volante en Europa?

El bloqueo de las mercancías en el puerto ruso de Kaliningrado por parte de Lituania es un acto de provocación que puede tener graves consecuencias. Entre el 60 y el 50% de productos necesarios para la industria y la construcción en Rusia están bloqueados por las autoridades lituanas. Es evidente que el gobierno ruso no puede permanecer indiferente a una acción de esa naturaleza. ¿Cómo es posible que la Comisión Europea comparta este jugar con fuego?

Un segundo elemento que lo agrava todo es la muy reciente declaración de la Agencia Internacional de la Energía alertando del posible cierre del grifo del gas ruso este invierno. Si esto sucede, y ciertamente provocaciones como la lituana no ayudan, Europa incrementará aún más su inflación a la vez que caerá en una recesión. La peor combinación posible, la temida estanflación. ¿Por qué la CE, con su presidenta al frente, no adopta medidas políticas que eviten ese escenario?

La consecuencia de todo ello en el orden medioambiental es un retroceso memorable en la transición ecológica a partir del momento en que Alemania, Austria y Holanda han decidido volver a quemar carbón en sus centrales termoeléctricas. ¿En qué quedan todos los objetivos fijados por la CE de reducción de combustibles fósiles? ¿Quién, en las actuales circunstancias, se hace responsable de intentar volver al camino programado?

Sin necesidad de escenarios peores la inflación, según las declaraciones de Luis de Guindos, se situará a final de año en el 6% una cifra lo suficientemente alta como para deteriorar presupuestos públicos y sobre todo el de las familias. ¿Qué política adopta la CE para conseguir limitar ese aumento de precios?

Alemania no ha podido resistir más a la presión estadounidense y de la CE y comienza a enviar material de ataque pesado a Ucrania. Concretamente obuses móviles de largo alcance. Mientras tanto, las noticias del frente señalan unos hechos claros: el ejército ruso, a pesar de todas sus limitaciones, sigue avanzando aunque muy lentamente. Las fuerzas ucranianas que oponen una heroica resistencia van retrocediendo paso a paso, pero retroceden. El hecho de que no se hayan observado grandes columnas de prisioneros ucranianos puede indicar dos hechos que no son alternativos. Por un lado, que el ejercito de Kiev está haciendo repliegues muy bien ordenados y por otro que la resistencia que oponen es tan dura que en muchos casos acaba con la muerte de los soldados. ¿De qué servirá todo esto a medio plazo que no sea para esquilmar lo mejor de la juventud ucraniana?

Por si fuera poco, el éxito de los drones ucranianos, sobre todo los de origen turco, se ha visto ya seriamente limitados porque la defensa área rusa logra neutralizarlos. Este nuevo escenario que ha pasado desapercibido marcará un punto de inflexión porque sin la acción de los drones que castigan a los centros artilleros de las fuerzas de ocupación, será aún más difícil frenar el avance del ejército ruso, que tiene como fundamento la cortina de fuego allanadora de su masiva artillería. Nuevos recursos bélicos para Ucrania, que siempre tardan y llegan en poca proporción a la línea de frente, pueden servir en todo caso para frenar el avance, pero no para cambiar el signo de la guerra. En otras palabras, pueden servir para infligir un mayor desgaste no sólo a los rusos sino también a los propios defensores.

La idea que nos venden cada día nuestros medios de comunicación y el gobierno, de que Rusia se encuentra aislada y que, por tanto, tendrán que acabar cediendo, es una falsedad o un error descomunal, que cada uno lo defina como quiera. Porque la realidad es, como se ha visto a nivel internacional, que muchos países del mundo no están contra la acción rusa. Exactamente una treintena de entre los mayores. Tan grandes que conjuntamente representan las 2/3 partes de la población mundial y el 50% del PIB. Un estado como el ruso que dispone de un entorno amigable de esa dimensión no está ni de lejos aislado. Europa no está reconociendo la realidad de la situación que vive.

No es la primera vez que comete ese error. Con escenarios y motivaciones diferentes se produjo en la antesala de la I Guerra Mundial y se reprodujo en la II Guerra Mundial. En este caso interpretando de forma incorrecta el potencial alemán y las intenciones de Hitler. Ahora ocurre lo mismo, interpretando incorrectamente el potencial bélico ruso, poco peligroso en armamento convencional y con las intenciones de su gobierno, que no es conquistar ningún país de la OTAN, sino asegurar sus fronteras, algo que se puede garantizar tratando a Rusia no como un apestado sino como un socio necesario.

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