El estado de nuestra economía puede abordarse desde muchos puntos de vista, pero la principal es, sin discusión, la crónica e insuficiente productividad. Los datos se reiteran y ahora un último trabajo del Instituto de Estudios Económicos «La productividad como el gran reto pendiente de la economía española» lo confirma.
La productividad es importante porque, si ella no crece, tampoco lo hacen los ingresos per cápita, y ésta es la explicación de por qué aumenta nuestra distancia en renta per cápita en el marco de la UE en lugar de reducirse.
Dicho estudio pone de relieve que no es que ninguna región española esté dentro de las 50 primeras, sino que estamos muy lejos de ellas, en las que, por cierto, se producen sorpresas. En el caso de Chequia, Polonia y Hungría, donde a pesar de los países tener una menor productividad global que la española, sus capitales o áreas metropolitanas, Praga, Varsovia y Budapest, presentan niveles mucho más altos, no ya que España sino que Barcelona y Madrid. Praga, sobre un nivel 100 de media de la UE, se sitúa en un 211, Varsovia en 173,4 y Budapest en 172,5.
Cataluña está en el 103,1, prácticamente enrasado con la media de la UE y como región ocupa el puesto 82. Mucho mejor, pero también sin entrar en la lista de los buenos, se encuentra la Comunidad de Madrid, con un índice de 123,5 ocupando el puesto 42. También nos preceden, en el caso de España, al País Vasco con un 114, 9 y el puesto 54 y Navarra con el 107 y ocupando el puesto 73. Cabe apuntar que el índice del conjunto de la eurozona es incluso ligeramente superior al de Cataluña, alcanzando el 105,4. Es una mala noticia para el conjunto español y particularmente para el catalán porque ya no estamos ni siquiera en el podio español, que no es precisamente el de los mejores.
Se puede ver la importancia que tiene esta falta de productividad con tres cifras: la del crecimiento de la población, del PIB y del PIB por persona, que es el indicador de cómo mejoramos nuestra renta en la década 2013-2023. En relación a la UE, el diferencial de población se incrementó en un 70% en el caso español, es el boom generado por la inmigración. El PIB, que es lo que normalmente exhibe el gobierno como sinónimo de éxito, en relación con lo que creció en Europa fue del 10%. Pero ese mismo crecimiento diferencial entre Europa y España fue sólo del 2,5%. Crece mucho la población, mucho menos el PIB, que sobre todo lo hace por efectos de la población, y muy poco el PIB per cápita.
Según el estudio que estamos refiriendo, las causas no únicas pero sí destacadas de esta baja productividad, radican en la reducción en el período 2013-2023 de las horas ocupadas. En relación al PIB, que fue mucho mayor, más del doble, en Catalunya que en España y pese a que incorporó más población de 15 a 64 años, este factor no fue suficiente para corregir las horas ocupadas. Dado que el PIB por hora es, además, claramente inferior al europeo, el resultado es evidente: en este sentido, la reflexión sobre una reducción generalizada del número de horas trabajadas, prescindiendo de la productividad de cada sector, puede ser una política que haga empeorar aún más los resultados.
La correlación entre productividad en términos de PIB por hora y per cápita es prácticamente total, de un 95%. Por tanto, no hace falta darle más vueltas a la rueda del molino. Todas las políticas que se emprendan deben tener como finalidad mejorar la productividad en estos términos si se quiere mejorar las condiciones de vida de la población. Evidentemente, hay más, la incidencia de la productividad total de los factores (PTF) es muy grande, pero no cambia para nada la exigencia inapelable que tiene todavía otro componente.
La productividad europea crece claramente por debajo de la de EE.UU. Entre 2007-2022 el crecimiento anual de Europa fue de 0,9, mientras que el de EE.UU. fue de 1,3. De modo que la productividad de la economía europea y la de EE.UU. ha hecho crecer la distancia de éste según un 8,4% desde el año 2000. Por tanto, no sólo tenemos una débil productividad en relación con Europa sino que además la UE presenta desde hace años peores resultados que los de EEUU, lo que significa que en el balance global, que es lo que cuenta de una manera definitiva, tal vez nos estamos quedando más atrás en este capítulo.