Las cosas no ocurren porque sí, y en el ámbito militar, exceptuando determinadas locuras, es evidente que el factor determinante que permite intuir por dónde pueden ir las cosas es el gasto en este ámbito. Una mirada de largo alcance, desde 1870, nos permite ver cómo han evolucionado las dinámicas militares y, por tanto, bélicas.
En esa alejada fecha la potencia principal en gasto era Francia, seguida a cierta distancia de la confederación alemana, el imperio ruso, Reino Unido y ya bastante más alejado EEUU. En ese año España todavía salía en el ranking de las 10 primeras potencias, ocupaba el puesto 8º con un gasto de unos 31 millones de dólares y que es menos de la décima parte del presupuesto francés.
En 1875, fecha simbólica en la que el historiador Erik Hobsbawm sitúa el inicio de la era del imperio, la primera potencia miliar era Rusia, seguida de Francia, Reino Unido, el imperio alemán (que había caído muchos puestos), EEUU (que ocupaba una modesta 6ª posición) y, ¡atención!, el imperio austrohúngaro que era muy imperial, pero mucho menor militarmente, ocupaba el 7º puesto por detrás del imperio turco y muy cerca en gasto, un 15% más que España, que seguía en la 8ª posición.
Si de aquí saltamos al inicio de la I Guerra Mundial en 1914, podemos ver cómo las cartas del potencial bélico estaban redistribuidas de otra forma. Al empezar la guerra, la gran potencia militar era el imperio germánico, seguido a distancia del Reino Unido, mientras que Rusia ya había pasado a la 3ª posición y Francia había descendido mucho. De hecho, su gasto era un 25% menor que el alemán. La debilidad austrohúngara era clarísima a pesar del esfuerzo realizado, ocupando la 5ª posición. Los presupuestos en este periodo ya se medían por miles de millones de dólares, aquí se ve cómo EEUU queda absolutamente descolgado porque sólo alcanza un presupuesto de 245 millones, muy alejados de los más de 4.000 millones del imperio germano. España sigue en la 8ª posición, aunque sólo con 103 millones de presupuesto.
Al terminar la guerra, digamos en 1919, el panorama cambió sustancialmente. El primer puesto era de lejos para EE.UU. Es lo que ya sabíamos, la guerra les convirtió en primera potencia. Pero, ¡atención!, Rusia ocupa el 2º lugar y es la unión de repúblicas soviéticas, seguido del Reino Unido y de Francia. España, y es el último año en el que aparece destacada en el ranking, ocupaba la 7ª posición.
Si saltamos a 1936, inicio de la II Guerra Mundial, Rusia es la primera potencia seguida del régimen nazi. Ellos dos encabezan el potencial militar de aquella época, si bien aparece un tercero en discordia que no va a durar demasiado tiempo en esa posición del ranking de los primeros puestos, que es Italia. Es el rearme de la época mussoliniana. A continuación viene el Reino Unido, EE.UU. a distancia y Francia. La capacidad bélica francesa en términos presupuestarios era entonces muy débil a diferencia de épocas anteriores y esto explica que Alemania no tuviera ningún problema en declararle la guerra y ocuparla en poco tiempo. De hecho, el potencial alemán era superior al del Reino Unido y Francia juntos. Seguramente la guerra no se hubiera producido, o no al menos en las mismas condiciones, si Francia hubiera mantenido su trayectoria histórica anterior, la de finales del siglo XIX y principios del XX.
Cuando la guerra se acaba, en 1950, EEUU ya se ha convertido de lejos en la primera potencia, seguida de cerca por la Unión Soviética. El resto están a años luz. Pero este predominio americano no es permanente porque a lo largo de las décadas siguientes la URSS hace un esfuerzo espectacular, por lo que en 1980 el mayor potencial bélico está en manos de los países comunistas. La URSS tiene un presupuesto de 201.000 millones por sólo 145.000 EE.UU., China comunista 25.000, los mismos que destinan Alemania, Inglaterra y casi Francia. Este escenario nos ayuda a entender la política exterior americana que inicia Reagan, cuyo objetivo es hacer implosión en la economía soviética a base de jugar la carta de multiplicar el gasto militar en una carrera que los comunistas no acaban de seguir.
El resultado es que en 1990 la primera potencia con diferencia vuelve a ser EEUU, la URSS se mantiene en la carrera, pero ya muy debilitada y detrás de Alemania, Reino Unido y Francia. La consumación del cambio se produce observando los presupuestos del año 2000. Primacía absoluta americana y, más espectacular, Rusia desaparece del ranking de los primeros. Es algo que no se había producido desde épocas muy lejanas. Desde el siglo XIX y antes bajo la fórmula del imperio zarista, la Rusia bolchevique o la URSS, aquel estado ha ocupado siempre el primer o segundo lugar y ahora al inicio del siglo XXI no existe militarmente. Es necesario situar aquí una inflexión muy importante, el debilitamiento extraordinario del potencial militar histórico de Rusia.
Diez años más tarde Rusia sigue desaparecida, se mantiene la hegemonía americana y a mucha distancia aparece China. Es el inicio del florecimiento de ese país oriental como potencia. Debemos esperar hasta el 2015 para que Rusia vuelva a aparecer en el ranking con la 4ª posición, pero con un presupuesto muy migrado por lo que es su potencia territorial. Solo 78.000 millones.
Y así podemos situarnos en 2020 que es el prólogo necesario del actual conflicto. En esa fecha EEUU es la primera potencia militar con diferencia, de hecho su presupuesto es tan grande que supera la suma de los 10 siguientes países que son China, seguida a distancia de la India, ¡atención!, Arabia Saudita y Rusia. Si ponemos cifras tendríamos 721.000 millones de presupuesto para EE.UU., 259.000 millones para China, 70.000 millones para la India, cerca de 65.000 millones para Arabia Saudita, 64.000 millones para Rusia, 50.000 millones para Francia, 49.000 para Reino Unido y más de 48.000 millones por Alemania. Es evidente que Rusia tiene capacidad para desplegar los conflictos bélicos locales, pero no puede afrontar una guerra de larga duración ni enfrentarse a adversarios demasiado poderosos. Evidentemente, no con EE.UU., que tiene un presupuesto 11 veces superior. Pero es que la suma de los recursos de los que disponen Francia y Alemania son ya superiores casi en una tercera parte a los rusos.
Es cierto y cabe pensar que la disponibilidad operativa del material militar de estos países europeos no es óptima, es decir, para situar una referencia, de los carros de combate que dispone podrían entrar en funcionamiento sólo en una pequeña parte, pero el potencial obviamente está ahí y sólo necesita un cierto tiempo para alcanzarlo. En contrapartida Rusia dispone de su potencial operativo en buenas condiciones, pero como se está viendo en Ucrania su insuficiencia de recursos hace que la logística de alimentar la guerra sea deficiente.
La conclusión de todo es que las guerras se producen antes de cuando estallan, y los presupuestos militares sirven para interpretar y ver la situación. En este sentido Rusia sólo es un peligro para Europa si, situada en un callejón sin salida, considera que su último recurso es el uso del armamento nuclear táctico del que dispone , y no digamos ya del estratégico.