Los datos a mediados de agosto de mortalidad estandarizada por 10.000 habitantes señalan que allí donde el Covid-19 ha hecho más daño es en las comarcas de Barcelona, pero con diferencias sustanciales.
Concretamente, destaca el caso de la Anoia con 42,65 muertes por 10.000 habitantes. Es una cifra singularmente alta, que casi dobla o lo hace plenamente, a las comarcas que le siguen. Ahí fue donde la Generalitat estableció por su cuenta el primer confinamiento, y por consiguiente los resultados deberían ser mucho más positivos. Puesto que no es así, es exigible una auditoría independiente que explique lo que se ha hecho mal en este territorio. Para hacernos una idea de la diferencia, el Bages, que es la comarca siguiente en incidencia por mortalidad, se situó en 27,24, y les siguen Osona con 23,69 y el Baix Llobregat y el Barcelonès con poco más de 20 muertos por cada 10.000 habitantes. Las diferencias, por tanto, entre la Anoia y el resto son inexplicablemente grandes.
El resto de la provincia presenta cifras altas pero que ya se sitúan por debajo de los 20 muertos, concretamente el Vallès Occidental con 18,41, el Oriental con una cifra parecida, 17,30, y a distancia de todas ellas, marcando una clara diferencia, el Maresme con 12,79.
Les siguen en esta clasificación 3 comarcas de la circunscripción de Girona: la capital con 14,20, la Garrotxa con 13,69, y La Selva con 12,42.
Lleida, que es la que registró más medidas de confinamiento durante este verano, presenta un número de muertos claramente menor: 9,17.
En este enlace puede obtenerse la mortalidad actualizada por comarcas y provincias: https://aquas.gencat.cat/ca/actualitat/ultimes-dades-coronavirus/mapa-mortalitat-comarques/
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