La encuesta del CEO que se ha hecho pública este mes de enero, con un trabajo de campo llevado a cabo entre finales de noviembre y la primera quincena de diciembre, ha recibido como es lógico la atención de los medios de comunicación, que han subrayado, entre otras cuestiones, la baja confianza en el gobierno de la Generalitat, su incapacidad para resolver los problemas del país.
Nada menos que un 61,6% tenía esta opinión, mientras que sólo un ínfimo 1,6% consideraba que sí los está resolviendo. Pero, además de todas estas cuestiones, afloran otras, algunas tan relevantes como el hecho de que la valoración en términos de confianza es más alta para la Policía Nacional y la Guardia Civil que para el Parlamento y el gobierno de Cataluña.
Más allá de estos datos, que son de lectura directa, un análisis más profundo de las tablas de resultados permite alcanzar informaciones interesantes, como, por ejemplo, que entre un 20 y un 25% de los encuestados valoran prácticamente siempre y en términos máximos al gobierno catalán, lo que no deja de ser una paradoja si recordamos la incapacidad para resolver los problemas que la opinión pública catalana manifiesta en la encuesta.
De un larguísimo listado de temáticas sobre las que pregunta el CEO (y que el entrevistado debe valorar de 0 a 10), entre un 20 y un 25% sitúan sistemáticamente la respuesta en la posición 10, la de la excelencia. En algunos casos esta calificación tan elevada tiene connotaciones alucinantes, como el 26% que otorga esa valoración con respecto a la política de la Generalitat sobre la temporalidad de los contratos, cuando es un territorio inédito para el gobierno catalán. O el 20% que también califica con aquella nota la lucha que hace contra las desigualdades.
Hay algunas contadas excepciones a esta adhesión inquebrantable a la acción de gobierno, y no dejan de ser curiosas. El peor registro lo obtiene en el tráfico, sólo el 10% lo califica con un 10. En este punto los incondicionales desertan, como también lo hacen con las ayudas a las empresas, 13%, y en la política lingüística, 14%. Este hecho contrasta con los porcentajes tan elevados que obtienen la enseñanza y la sanidad.
Ciertamente, este grueso de la población que evalúa con un 10, a toda costa, eleva la valoración media de la Generalitat. Si no fuera por ellos, el 4,65% que obtiene, una de las calificaciones más bajas que ha logrado el gobierno desde que existe el CEO, aún sería menor.