Es sabido que la natalidad es uno de los graves problemas de España y que en mayor medida condiciona su futuro social y económico porque, para corregir el déficit contraído, y que va aumentando, necesitamos un volumen de inmigración sostenido a lo largo del tiempo, que según informaba el propio Banco de España en su análisis de datos, llegaría a representar la mayoría de la población laboral, al margen de un segundo problema: es dudoso que con la actual configuración económica española este proceso de llegada masiva de migrantes que vivimos estos años pueda mantenerse a lo largo del tiempo.
Este déficit de natalidad, que comporta que nazcan menos niños que personas mueren y que, por lo tanto, la población autóctona se reduzca año tras año, tiene múltiples causas. Las hay de naturaleza socioeconómica, que van desde los bajos salarios para los jóvenes a la dramática situación de la vivienda, que dificulta la formación de nuevos hogares.
Pero hay que reconocer que también existen causas socioculturales y morales que, a caballo de la ideología de género y de las identidades sexuales LGBTIQ, expulsan a la maternidad a los márgenes de la vida de la mujer, peor todavía, la prescriben. Por ejemplo, la teoría feminista de que no existe ningún instinto natural en el deseo de ser madre, mejor dicho, que no es natural, y que se trata de una construcción social, una invención impuesta por la sociedad patriarcal.
Una forma de manifestar este rechazo es subrayando aspectos negativos de la maternidad ocultando los positivos. Un ejemplo de esto lo tenemos en la información El Periódico de Cataluña bajo el alarmante título de “El embarazo y el parto triplican el riesgo de ictus y la incidencia de otras enfermedades neuronales” de Patricia Martín.
Según la cual, “El embarazo y el parto producen tantos cambios fisiológicos que en el periodo perinatal las mujeres tienen más predisposición a padecer algunas enfermedades neurológicas, según ha alertado la Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo del Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres, que se celebra cada 28 de mayo”. En realidad, no hay ninguna alerta en el sentido real del término y sí uno de los múltiples estudios que se realizan, que señala que los casos de ictus están creciendo en las mujeres embarazadas, si bien añaden que la causa principal se debe al retraso en tener el primer hijo y al aumento de la obesidad femenina. Pero la alarma ya está creada.
La realidad es que el embarazo como proceso natural tiende a mejora la salud de la mujer, sin descontar los percances que en algunos casos pueden sobrevenir.
La reducción del riesgo de algunas enfermedades:
- Algunos estudios asocian el embarazo con un menor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de ovario y endometrial. También se ha observado una menor incidencia de enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple.
- Cáncer de mama: El riesgo de cáncer de mama puede reducirse con embarazos a una edad temprana. La lactancia materna también se ha demostrado que actúa en el mismo sentido.
- Mejora de la salud cardiovascular: El embarazo induce cambios fisiológicos que pueden mejorar la salud cardiovascular a largo plazo, como la disminución de la presión arterial y el colesterol.
- Fortalecimiento de los huesos: Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer aumenta la producción de estrógeno, lo que puede contribuir a fortalecer los huesos y reducir el riesgo de osteoporosis.
- Beneficios psicológicos: Algunas mujeres experimentan un aumento en los niveles de felicidad y bienestar durante el embarazo y después del parto.
- Diabetes y síndrome metabólico: El embarazo puede inducir cambios en el metabolismo, que, a largo plazo, pueden reducir el riesgo de diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, aunque este beneficio puede depender de la ausencia de complicaciones como la diabetes gestacional.
Algunos estudios sugieren que las mujeres que han tenido hijos pueden vivir más tiempo que las mujeres que no han tenido hijos. Sin embargo, es importante considerar que estos beneficios del embarazo no se aplican en la misma medida en todas las mujeres.