Lo primero que hay que saber es que cada vez que se intensifica la pandemia -porque en el fondo nunca ha desaparecido-, se produce un alud de informaciones que pueden llegar a obsesionarnos. Por tanto, hay que evitar vivir pendiente de la covid y más aún de buscarse continuamente posibles síntomas.

Lo que sí es necesario es tener unas ideas claras, sacar consecuencias prácticas y mecanizar estos actos sencillos: llevar la mascarilla en buenas condiciones, recordando que la quirúrgica tiene una protección mucho más limitada que la FFP2, utilizarla bien y recordar que no hace falta ser tacaño en su renovación, porque entonces su uso es más contraproducente que eficaz.

Junto a la mascarilla, limitar los contactos de proximidad y los espacios cerrados. Por último, lavarse las manos con toda la frecuencia que sea necesaria, porque si hemos estado en contacto con una superficie que contenía el coronavirus, con facilidad después lo transmitiremos a la boca o a los ojos con nuestras manos. Esto es lo básico.

¿Qué más es necesario saber? Pues que la variante Ómicron es mucho más contagiosa que la Delta. Si nos atenemos al número básico o tasa básica de reproducción (R0) que indica la media de nuevos casos que genera un positivo en condiciones normales, podemos constatar el nivel de contagio, que en el caso del Ómicron, algunos han comparado con el sarampión. Es necesario que un patógeno llegue a un R0 por debajo de 1 para que vaya desapareciendo, porque significa que cada persona infectada transmite el contagio a menos de 1.

Los patógenos más contagiosos se transmiten por vía aérea y su R0 está, como en el caso del sarampión, entre 11 y 18. Luego vendría la tos ferina con un R0 de 12 a 17, y la viruela con uno de 6 a 7. Todo ello reiterémoslo sin factores de vacunación ni limitaciones físicas a su propagación.

Debemos saber, y esto debería alertar a las políticas públicas, hoy inexistentes, de cara al futuro, que el SARS-CoV-2 tiene un R0 que ha ido aumentando a medida que se dispersaba entre los humanos. Cuando empezó su R0 era de 2,5. La Delta, que ha sido la más extendida hasta ahora, su R0 se situaba en torno al 7, y Ómicron está en torno al 10, es decir, un 30% más infecciosa.

Los científicos como Guillermo López Lluch, catedrático de Biología Celular, recuerdan que la mortífera gripe de 1918 tuvo una R0 de entre 1,4 y 2,3, mucho más bajo que la covid, pero también actuaba sobre una población mucho menos preparada para hacerle frente. La mayor propagación del virus normalmente va asociada a una menor letalidad. Por ejemplo, el ébola, extraordinariamente mortífero, tiene un R0 de 1,2 a 1,9. Por tanto, en el caso del Ómicron parece ya confirmado que la mayoría de la población presenta síntomas leves, que no quiere decir inexistentes ni que no se den casos de gravedad y evidentemente de muerte. Pero quedan bastante circunscritos a personas no vacunadas, o que sufrían también otras patologías, o que su vacunación ha perdido gran parte de su efecto inmunitario.

El problema es que al multiplicarse el número de casos, también crecen en igual proporción las hospitalizaciones e ingresos en las UCI. En proporción va a parar menos gente, pero como el universo infectado es mayor en términos absolutos, el sistema hospitalario también puede colapsarse a pesar de la menor letalidad. Es lo que ya ha pasado con la asistencia primaria y se teme que ocurra en algunas comunidades autónomas con las UCI. Y aquí hay que hacer un punto y aparte referido a Cataluña.

Cataluña presenta un nivel anómalo de ocupación de las UCI. Un 32,04% a 23 de diciembre. La comunidad que le sigue en importancia queda 11 puntos por debajo, Comunidad Valenciana y País Vasco, ambas en torno al 21%. Las que menos, Extremadura 2,07, Galicia 6,41, Andalucía, 7,88, y Castilla la Mancha 13,14. El promedio español está en 16,27.

Por tanto, Cataluña dobla el nivel español y está a años luz de una comunidad tan poblada como Andalucía o con tanta población mayor como Galicia.

Sería necesaria una explicación de las autoridades sanitarias sobre por qué tenemos este nivel de colapso, que puede obedecer a dos causas. O bien el número de plazas en Cataluña es proporcionalmente menor que el de las otras comunidades autónomas, o bien en nuestro caso la agresividad de la pandemia es mayor. Es obvio que en ambos supuestos es necesaria una mayor información.

Hay que tener claro cómo comportarse y lo primero que hay que entender es que los test, incluida la PCR, no sirven si se hacen demasiado pronto en relación con el presunto contacto. Sobre todo si no se presenta síntomas. La PCR debe realizarse de 3 a 5 días después del contacto y es más segura en torno al quinto día. Si se hace antes, podemos sacar un resultado que no reflejará la situación posterior. Si no presento síntomas, no es recomendado realizarse un test de antígenos porque puede dar lugar a falsos positivos o negativos que nos complicarán más las perspectivas. Es mejor esperar. En cualquier caso si considero que he mantenido contacto con un positivo, pero a mí no me pasa nada, lo que tengo que hacer es actuar con suma prudencia, utilizar siempre la mascarilla, restringir al máximo mis contactos personales y no acudir a sitios cerrados hasta que no quede claro que no soy portador. Si presento síntomas, entonces sí que es conveniente realizarme un test de antígenos.

Los síntomas son, por un lado, dificultades o infección respiratoria, fiebre, cansancio, tos, también dolor de garganta, dolor de cabeza, dolores musculares, secreción nasal, estornudos en abundancia. Aunque es difícil diferenciar el Ómicron, la idea general entre los médicos es que aquella primera se presenta más bien con unas características similares a las de un resfriado, pero sin serlo y, por tanto, hay que seguir su evolución sin obsesionarse porque si la padecemos, en la inmensa mayoría de casos pasará sin grandes complicaciones y sólo hay que evitar convertirnos en agentes de propagación. En este sentido, hay que recordar que estar vacunado, pero haber pasado ya la enfermedad, no significa que no podamos ser portadores, sino, en todo caso, que no nos afectará la nueva variante o que si lo hace será mucho más leve. En definitiva, debemos pensar en los demás.

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