Es evidente que Barcelona sufre serios problemas, unos acumulados a lo largo del tiempo y otros fruto de los 8 años de gobierno de Ada Colau, parte de los cuales han sido compartidos desde la primera tenencia de alcaldía por Jaume Collboni. Sea por ello, sea porque funciona a golpe de encuesta, el actual gobierno municipal está ausente en sus políticas de 5 grandes crisis que tiene Barcelona.
¿Cuáles son?
Primera
La primera hace referencia a la crítica combinación entre el derrumbe de la natalidad y el auge de la inmigración en la ciudad. Ya lo hemos tratado aquí.
Segunda
La segunda gran crisis, muy influenciada por la acción de Colau, hace referencia a la movilidad y sus consecuencias sobre la vida y la salud de los ciudadanos.
Pese a que hay menos coches que en décadas, la contaminación sigue siendo un mal presente, debido a la congestión del tráfico generado por las medidas del periodo Colau que no se han revertido.
A esto se le añade la baja electrificación de los vehículos que circulan por Barcelona. En 2022, sólo el 7,83% de los coches matriculados eran eléctricos, pero de estos la gran mayoría son ciclomotores. Es más, la tendencia de 2023 marca un claro declive; es decir, no vamos a más, sino a menos. En Barcelona existen un total de 14.000 vehículos eléctricos, pero 8.000 son ciclomotores. De hecho, se matriculan más coches nuevos de gasoil que eléctricos. Del medio millón largo de automóviles de Barcelona, sólo el 4,5% son eléctricos y al ritmo actual la proporción subirá muy lentamente.
Pero es que la dejadez municipal para impulsar el cambio comienza por sí misma. Se gasta una millonada en el tranvía, pero sólo hay 33 autobuses eléctricos en la ciudad. Y el tranvía tal y como está concebido es una solución cara y que empeorará la movilidad porque está concebido en términos del siglo XIX. Mientras que las obras y después el funcionamiento de esta estructura pesada estorban la actividad del área central de Barcelona, en China ya funcionan tranvías sin cables ni raíles que se guían por líneas pintadas en el suelo y que tienen flexibilidad suficiente para cambiar el eje si uno de ellos queda detenido. Australia ya ha empezado a realizar las primeras pruebas. Sea esta u otra modalidad, es evidente que no se puede iniciar una obra nueva tan costosa concebida hace más de 100 años cuando la tecnología del transporte está experimentando una revolución. Y Barcelona está en la cola.
Tercera
Una tercera crisis es la de la base económica.
Abundan las tiendas vacías que no consiguen inquilinos y este es un indicador claro de que hay algo que no funciona y aún lo manifiesta más lo que debía ser la niña de los ojos de la gran transformación de la ciudad, el distrito 22@ en el Poblenou. Hoy el 42% del suelo de oficinas de este espacio está vacío, lo que significa unos 336.203 m². Es una enormidad. Pero es que además el 22@, diseñado a principios de siglo, tiene pendiente construir otros 1,5 millones de m2 de oficinas cuando ya ha transcurrido 1/4 parte de la centuria. Al mismo tiempo existe una carencia notable de pisos vacíos a un precio asumible. Falla la base económica, mientras existe una gran demanda irresuelta de viviendas.
Cuarta
La cuarta crisis es la de la bandera del ecologismo municipal, matriz Colau.
Se han paseado por el mundo presentando dibujos y mapas pintados de verde. Pero la realidad señala que una asignatura tan importante como es la del reciclaje no supera el 40% en Barcelona y queda muy lejos de lo que sería una ciudad que encarara esta cuestión esencial con eficacia y eficiencia.
Al mismo tiempo, los «espacios verdes Colau», básicamente pilotes, macetas plantadas en el suelo y mucho asfalto, las famosas supermanzanas, se revelan a pesar del poco tiempo transcurrido como de mantenimiento costoso y centros de actividad no deseada. Por ejemplo, una parte importante de la primera de las manzanas dotada de cierta dimensión, la de St. Antoni está perfectamente degradada y hay que gastar una parte importante de dinero para intentar recuperarla. Es el espacio comprendido entre el Paral·lel, la Ronda Sant Pau y Manso. Sin presupuestos específicos especiales, las supermanzanas Colau se revelan rápidamente como foco de degradación y éste es un problema que también está fuera del reconocimiento de las necesidades de la ciudad por parte de Collboni.
Quinta
Por último, hay una crisis de humanidad.
29 sin techo han muerto en lo que va de año. Ponemos la cifra en perspectiva: de estos 29 los medios de comunicación y la política local no se han ocupado. Por el contrario, por violencia de género y hasta octubre de este año han muerto 9 mujeres, aquí la información y las declaraciones han sido extensas y continuadas. Añadamos más perspectiva numérica: en Barcelona hay unas 1.000 personas que duermen en la calle y eso significa que cada año mueren casi el 3% de éstas. Es una brutalidad. Si determinamos el mismo ratio para los feminicidios de pareja, en Cataluña en relación con el número de mujeres de 18 años y más, el ratio es de 0,026% mujeres muertas. La desproporción de atención y recursos en cada caso es brutal y no tiene justificación alguna porque estamos hablando en definitiva, sean hombres o mujeres, de víctimas humanas, de personas.
El actual gobierno municipal está ausente en sus políticas de 5 grandes crisis que tiene Barcelona Share on X