The Economist , fundada como revista liberal en Inglaterra en 1843, tiene actualmente una tirada “de un millón y medio de ejemplares” desde Estados Unidos hasta China. De su profesionalidad e independencia dan fe las opiniones de Marx o Lenin, que la definían como “una revista económica para la aristocracia financiera y los millonarios”, hasta Trump o Berlusconi, que la han calificado como “The Ecommunist”. La realidad es que se trata de un semanario de gran prestigio internacional y de obligada lectura para los profesionales de la Política y la Economía en todo el mundo.
En su artículo, ampliamente citado, el semanario centra sus críticas hacia Pedro Sánchez en su estrategia política y los riesgos que implica para la democracia española . El medio lo describe como un «superviviente astuto» que ha logrado mantenerse en el poder gracias a acuerdos con partidos nacionalistas catalanes y vascos, a pesar de las implicaciones para la cohesión territorial y la calidad de las instituciones democráticas.
Uno de los puntos más controvertidos es su pacto con Junts, el partido de Carles Puigdemont, que incluyó la amnistía para los implicados en el proceso independentista catalán. The Economist considera esto como una concesión peligrosa que debilita las instituciones del país. Asimismo, resalta que estas alianzas están limitando la capacidad de Sánchez para implementar reformas más profundas, especialmente en materia económica y laboral.
La revista también advierte que el gobierno de Sánchez podría convertirse en extremadamente inestable debido a su dependencia de estos partidos, como Bildu y ERC, lo que pone en riesgo su capacidad de gobernar de forma eficaz a largo plazo.
En concreto, los puntos decisivos de la demolición de su imagen a nivel internacional son:
- La contundencia del titular: «Sánchez se aferra al cargo a expensas de la democracia española«. Se dice sin matices que “consume” democracia para gozar del poder.
- Lo describe como «el gran superviviente de la política europea« , señalando así que ya no es de esta época, y pertenece a un escenario que ya no existe. Lo califica de «un estratega astuto y despiadado«. Esto duele.
- Critica que su gobierno depende de los «nacionalistas radicales catalanes y vascos«.
- Señala una amenaza. Afirma que esto tiene “un coste cada vez mayor para la calidad de la democracia española y sus instituciones”. Insiste en el riesgo para la democracia, la forma de proceder de Sánchez.
- Acusa a Sánchez de romper «una regla no escrita« al llegar al poder con el apoyo de partidos que «no creen en la estabilidad del país«.
- Señala que ha colocado a funcionarios políticos en puestos supuestamente independientes, como el Tribunal Constitucional y el Banco de España, y la lista podría ser mucho más larga; del CIS en la Agencia EFE, pasando por la fiscalía general del Estado.
- Menciona la investigación judicial sobre su mujer y cómo ha instruido al abogado del Estado para demandar al juez del caso, utilizando así recursos y poder del estado para un asunto personal. Su esposa no forma parte del gobierno.
- Reconoce algunos logros económicos, como el aumento del salario mínimo y la reducción del abuso de contratos temporales.
- Admite que la economía española ha crecido más del doble que la media de la zona euro desde 2023, pero The Economist no explica que esto se debe principalmente a una inyección masiva de inmigración y no a causa de la productividad, algo que tiene como consecuencia un retroceso de la renta per cápita española en la convergencia de rentas de la UE.
- Sugiere que Sánchez podría convocar elecciones el próximo verano si la economía sigue fuerte y la derecha está dividida.
La conclusión es muy clara: los cambios de opinión de Sánchez en asuntos de estado «han contribuido a afianzar el cinismo público sobre la democracia española «.