La presión fiscal en Cataluña es comparativamente insoportable

El gobierno independentista, con la alianza con los Comunes, intenta resolver sus necesidades económicas por la vía de asfixiar a los catalanes con más impuestos.

Cataluña ya es hoy la comunidad autónoma con una presión fiscal más alta si consideramos todas las figuras. De hecho, en 2018 los ingresos tributarios de la Generalitat en el ámbito del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) ya fue el máximo de toda la historia, con 9.532 millones liquidados. El mínimo en 2014 fue de 6.762 millones.

Naturalmente, este incremento no se debe principalmente al aumento de presión fiscal, sino al crecimiento de la actividad económica. Pero en este sentido hay que recordar como punto de referencia que antes de la crisis lo máximo que se liquidó fue 7.193,9 millones recaudados en 2009.

Si se compara el PIB de aquella fecha precrisis con la actual, podremos constatar que los catalanes, en los últimos años, sobre todo a partir de 2016, pagamos mucho. En contrapartida, estamos lejos de los máximos del impuesto de sucesiones y donaciones, que también en 2009 superaba los 1.000 millones de euros, porque en 2018 era un poco más de la mitad.

Lo que pretende el acuerdo entre Albiach y Aragonés es recuperar aquella cifra y acercarse a la recaudación máxima alcanzada entonces. No sería para 2020 pero sí para el año siguiente. Por lo tanto, entre el 2020 y el 2021 la recaudación autonómica a partir del IRPF, sucesiones y donaciones batirá récords, porque puede superar los 11.000 millones de euros, que habrán salido del bolsillo de los catalanes. Una cifra extraordinaria, porque además se concentra sobre todo en la gente que paga IRPF, que no es ni de lejos la de las grandes fortunas, sino la que pertenece a la extensa clase media en sus diferentes estratos.

La portavoz de Podemos publicaba un artículo el miércoles 18 en La Vanguardia donde confundía su sueño con la realidad, hablando de una reforma fiscal progresiva. Hay que decir que su afirmación no tiene ningún fundamento, porque no es progresiva, ya que los niveles inferiores de IRPF hasta los 30.000 euros seguirán siendo los que pagan más de toda España, mientras que las subidas en los tramos superiores castigarán igual a los que ganan 600.000 euros que a los que ganan 220.000, en el supuesto homogéneo de un contribuyente soltero menor de 65 y sin hijos. Ya nos diréis qué progresividad hay en un recargo de este tipo.

El camino elegido por el gobierno catalán es el más perjudicial para los catalanes. Los mayores recursos se deben conseguir por medio de una financiación más justa, y ahora que ERC tenía cogido, por una parte sensible, a Sánchez, era la gran ocasión. Perderemos esta oportunidad, y estos miles de millones que pagaremos de más los catalanes deben cargarse a los costes del proceso.

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