Fue precisamente el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, más conocido por las siglas SIPRI, quien dio la noticia el pasado abril. Al 2019, el gasto militar mundial experimentó el incremento anual más importante de la última década .
De forma conjunta, los países gastaron un 3,6% más en defensa que en 2018. Desde el año 2010, el gasto militar ha aumentado un 7,2%, acelerando de forma notable en los últimos años.
La nueva carrera de armamentos no es ajena ni siquiera a uno de los países de la historia más neutral y pacífico del mundo: la nórdica Suecia.
A pesar de la actual crisis sanitaria, el parlamento sueco acaba de dar su visto bueno a un aumento drástico del presupuesto de defensa en un 40% para el periodo entre el 2020 y el 2025.
Se trata de un incremento inaudito en los últimos 70 años que implicará un salto del 1,1% actual del PIB dedicado a la defensa al 1,5%. Porcentaje que, según fuentes militares suecas, podría llegar al 2% para el periodo 2025 a 2030.
Entrevistada por Financial Times, la nueva contralmirante jefe de la armada sueca, Ewa Skoog Haslum, aplaudió la decisión de los legisladores. Pero añadió que llega tarde y que se tardarán años en recuperar las capacidades militares perdidas desde el fin de la Guerra Fría.
De hecho, el principal objetivo del aumento del gasto es responder a la creciente presencia militar de Moscú en el mar Báltico. Una cuestión que causa ansiedad en un país conocido por su neutralidad. Suecia acusa a Rusia de repetidas violaciones de su espacio aéreo y sus aguas territoriales.
La contralmirante confiesa estar «decepcionada y bastante sorprendida por nuestra lentitud en reaccionar cuando las cosas se empezaron a mover a nuestro alrededor». Según ella, los anteriores gobiernos suecos no supieron interpretar bien las operaciones militares de Rusia de los últimos años, como Georgia en 2008 o Ucrania 2014.
«Es muy fácil retirar [capacidades militares] y muy difícil construir de nuevo desde cero», se lamenta.
A diferencia de Suecia, Finlandia no redujo drásticamente su presupuesto de defensa a finales de la Guerra Fría, y ha mantenido un nivel operacional remarcablemente alto. En cambio, Suecia se encuentra ahora con unas fuerzas armadas anticuadas y con fuertes carencias.
Suecia no es miembro de la OTAN pero colabora estrechamente. Si el aumento del gasto militar hasta el 2% del PIB se confirma, el país se situaría como uno de los mejores alumnos de la Alianza.
Los miembros de la OTAN se comprometieron a aumentar sus contribuciones para llegar a esta cifra sobre el 2024, pero muy pocos países europeos lo han hecho, por el momento.
Hecho revelador de las tensiones que se sienten en Estocolmo: entre las decisiones del parlamento sueco de los últimos meses figura el compromiso de debatir la entrada del país como miembro de pleno derecho de la Alianza Atlántica .