La granizada, el corte de la AP7 y los colapsos de Cataluña

Este sábado se produjo un hecho insólito, una granizada entre Llinars del Vallès y Sant Celoni obligó a cortar la AP7 durante muchas horas. De esta forma la columna vertebral viaria de Catalunya quedó fuera de juego por un hecho anómalo, pero no catastrófico, como es una granizada.

Que esta situación se diera en una carretera comarcal tiene una explicación. En el caso de la AP7 tiene otra muy diferente y negativa, y que es representativa de los colapsos que sufre Cataluña.

Cuando la autopista era de peaje la concesionaria contaba con equipos destacados a lo largo de toda la ruta que, en relativamente poco tiempo, podían trasladarse a los lugares y proceder a dar soluciones a fin de que la circulación quedara interrumpida el menor tiempo posible. Se jugaban, entre otras cosas, el negocio, la imagen y las exigencias de la concesión. Desde el momento en que pasó a ser pública sin previsión alguna por el gobierno de la Generalitat, estos servicios desaparecieron. Está visto que cuando algo es público no es de nadie y las responsabilidades se diluyen.

El resultado, espectacular, lo sufrimos el pasado sábado, pero es que hay otro cotidiano que es la congestión que sufre esta vía por la acumulación de vehículos y la falta de alternativas. Y ésta es otra, la N-II, salvo un tramo convertido en A-II, sigue siendo en tierras gerundenses y de Barcelona una carretera con sólo 2 carriles de marcha. Será el único caso en toda España; colapso.

Y qué decir de la situación del agua. Ahora nos venden la tontería, a través de la publicidad, de que en el 2030 Catalunya ya no dependerá de la lluvia, como si los campos y bosques se regaran con el agua regenerada o de depuradora. Pero, además, es que en 2030 con la situación actual nos coge muy lejos. Y esa estúpida promesa no puede hacernos olvidar el déficit acumulado en este tipo de infraestructura que se ha producido.

Y qué decir del suministro de energía eléctrica, la tercera pata de la incuria pública, ahora que deben hacer deprisa y corriendo la largamente prevista depuradora de la Tordera, resulta que se dan cuenta de que Girona está estrangulada en materia de transporte de energía eléctrica.

el aeropuerto de El Prat, que continúa en la mayor de las indefiniciones en cuanto a su futuro, y el estado de los ferrocarriles ahora con un compromiso del traspaso de Cercanías que, para empezar, ya presenta el malagüero de haber constituido seis comisiones de trabajo, seis, además de una comisión política. Y qué decir del 4º cinturón, que después de años se ha inaugurado un pequeño tramo y sigue pendiente, por desacuerdos políticos, su continuidad.

Y los colapsos no son sólo físicos y materiales, sino también de gente, de demografía. La combinación de una natalidad paupérrima y una potente inmigración que ha situado a Catalunya en máximos históricos en muy pocos años, 8 millones de habitantes, combina todos los factores críticos posibles. Una demanda rápida y acelerada de lo que tenemos mal o en escasa medida: vivienda, escuela, sanidad pública, agua, transporte, infraestructuras viarias, un crecimiento económico que encubre un empobrecimiento, porque aumenta nuestro PIB, pero no nuestra renta personal por la baja productividad que generan las ocupaciones de los recién llegados que, de esta forma, incentivan sectores productivos intensivos en mano de obra y de baja productividad.

Barcelona, ​​que presume de ingresos altos en relación con Catalunya, descontada la inflación, aún no ha alcanzado la renta del 2019, según datos del propio Ayuntamiento. Es un ejemplo. Se dice que el proceso de sustitución de la inmigración es una falacia. Cierto en muchos casos y falso en el de Catalunya, porque la combinación de muy baja natalidad y alta afluencia de inmigrantes provoca este fenómeno en los sectores activos de 30 a 40 años y con tantos trabajadores de origen extranjero como autóctonos.

No hay importantes inversiones industriales en Cataluña. Y los agujeros que se producen no quedan resueltos. Véase si no el fracaso en la sustitución de Nissan .

¿Cuándo fue que Cataluña dispuso de un gran proyecto y lo transformó en infraestructuras, o en actividad industrial?

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