La extraña versión de los pactos de la Moncloa 2.0

De forma repentina y después de un largo periodo inicial de incomunicación con los partidos de la oposición, y de toma unilateral de decisiones, Sánchez cambio el escenario para pasar a plantear unos “nuevos Pactos de la Moncloa”.

Entre uno y otro planteamiento, se pueden señalar como hechos más distintivos, la multiplicación de las críticas a la forma como el Gobierno español abordó y gestionó el Cóvid-19, hasta situar  a España en el primer lugar del mundo en muertes por habitantes. Ya representa el 15 por ciento del total global, cuando España significa menos del uno por ciento de la población mundial.

Pero la insistencia y reiteración en estos pactos, las llamadas a la unidad y al ya tópico “arrimar el hombro”, se asemejan más a una presión política para forzar la mano al contrario, que a una verdadera voluntad de diálogo como la que presidió la iniciativa histórica del presidente Suárez. La última sesión parlamentaria no puso en escena, precisamente, un estilo dialogante por parte del Gobierno, que centró la acción, de la mano de la portavoz del PSOE Susana Lastra, en la descalificación ad ominen, del PP.

Pero siendo importante el clima y las palabras para crear un nuevo escenario (hubiera sido imposible unos pactos de la Moncloa con Suárez, si éste y el portavoz de UCD en el Congreso, se hubieran producido en términos semejantes a los de Sánchez y Lastra), todavía resulta más decisivo los contenidos de dichos pactos, porque en definitiva es lo que cuenta: qué propone el Gobierno de Sánchez en un acuerdo complejo que vincula, o lo pretende,  a la oposición, comunidades autónomas, sindicatos y organizaciones empresariales.

Por el contrario, los Pactos de La Moncloa originales vinieron precedidos de un cuidado trabajo del gobierno. El vicepresidente económico Enrique Fuentes Quintana, encargó a Jose Luis Leal, director general de Política Económica, formar un grupo de trabajo con Manuel Lagares, subsecretario de economía, Luis Angel Rojo, del servicio de estudios del Banco de España, y uno de los destacados economistas de la época, y Blas Calzada Director del Instituto Nacional de Estadística. Este grupo de trabajo concretó un documento con medidas en tres horizontes temporales distintos, a corto, medio y largo plazo, y fue la base sobre la que trataron después los partidos políticos, unos más favorables que otros. Leal y Ramón Tamames, que entonces era un destacado dirigente del Partido Comunista, además de un reconocido economista, fueron los responsables de elaborar unas conclusiones comunes, y además se formaron 10 comisiones de trabajo con técnicos de los distintos partidos.

Ahora, no hay nada de todo esto. El presidente Sánchez se limita a llamar a los dirigentes de la oposición para conversar con ellos. Pero ¿a qué conducen esta multitud de conversaciones sin disponer de una propuesta del Gobierno sobre la que pactar? Por ejemplo, ¿va a introducirse el tema de la sanidad pública a corto, medio y largo plazo?, ¿va a tratarse de como corregir los errores que han provocado tan escandalosa mortalidad en España? Dado Que la sanidad y los servicios sociales son competencias traspasadas al 100 por 100 a las autonomías y que su sistema de financiación hace años que está obsoleto y debe renovarse, ¿va a abordarse esta cuestión y en qué términos? ¿Cuál es el planteamiento económico para salir de las profundidades de la crisis y del desempleo? ¿Se apostará por el sector automovilístico, uno de los más potentes y con mayor capacidad de arrastre de nuestra industria?  ¿Qué escenarios maneja el Gobierno de la afectación del COVID 19 a corto, medio y largo plazo, y cómo considera que afectará a la actividad económica una incidencia de la pandemia que probablemente tendrá forma de dientes de sierra al menos hasta que se alcance una vacuna?

Sánchez se limita a llamar a los dirigentes de la oposición para conversar con ellos Clic para tuitear

Es la hora de las a grandes cabezas pensantes, de las buenas políticas de Estado, del diálogo técnico al más alto nivel, de auditar bien las necesidades de las gentes y a partir de ellas buscar las mejores respuestas. Pero todo esto requiere concreción, textos, propuestas, compromisos, personas, porque, en definitiva, todo se encarna en ellas. ¿Dónde están los equivalentes a Jose Luis Leal, y Angel Rojo, para citar dos nombres del proyecto gubernamental de entonces?

Mientras todo esto no sea visible, tenemos el perfecto derecho, más conociendo el comportamiento habitual de Sánchez, de creer que sólo se trate de crear imágenes, difuminar la responsabilidad del Gobierno en la trágica situación española, de atar corto a la oposición, para ahorrarse sus críticas. En definitiva, en servirse del poder para mantenerlo, antes que aplicarlo para resolver los problemas de todos. Este, digamos mal pensamiento, tiene un claro desmentido: que el Gobierno de Sánchez e Iglesias ponga encima de la mesa su propuesta de pacto.

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