La dispersa herencia de UDC

El patrimonio electoral de la desaparecida UDC, entregada a sus propias fuerzas, demostró que no era demasiado importante: 100.000 votos, aun no, en las elecciones al Parlamento de Cataluña en la lista encabezada precisamente por Ramon Espadaler, y que hizo inviable que saliera como diputado. Su arrastre electoral fue exiguo. Posiblemente si hubiera sido Duran i Lleida el que encabezaba la opción de UDC, podría haber sido diferente. Pero es una especulación de la que ya nunca obtendremos una respuesta cierta.

Ahora, con el parón electoral, se ve con claridad la dispersión del voto de Unió. Por un lado, Units con Ramon Espadaler continúa como partido subalterno del PSC y soldado a su lista, además por partida doble porque también lo hace en Barcelona participando en el gobierno con los Comuns y Collboni.

Por otra parte JxCat tiene la aportación de Antoni Castellà, seguramente el más excéntrico de los antiguos dirigentes de la antigua UDC. El PDeCAT por su parte ha incorporado a su lista una persona de peso en el histórico partido demócrata cristiano, Joanna Ortega, que fue durante muchos años miembro del comité del gobierno y consejera en la Generalitat por este partido.

Estas son las tres aportaciones más visibles, aunque también hay que añadir, si bien con menor significación en Unió, Eva Parera que ha acabado recalando en la lista del PP al ser la número dos de Valls en Barcelona. Pero por si fuera poco, hay grupos que han aglutinado personas de perfil demócrata cristiano procedentes de Unió, como el colectivo Carlemany que encabeza Jordi Miró y que ha participado en el intento no regido, junto con la Lliga y Lliures, de construir una alternativa catalanista.

Con esta dispersión parece difícil que la aportación de Unidos en el PSC pueda tener demasiado significación en el mes de mayo, más cuando las polémicas entre sectores cristianos (y también no cristianos) con los socialistas intensificarán y generalizarán debido a las leyes que el gobierno ha estado llevando adelante. La ley Celaá que puede dejar tocada de muerte la escuela concertada, es un primer ejemplo. Pero no único. La legalización de la eutanasia, en fase final de tramitación, desencadenará otro frente en este terreno y las nuevas leyes que tiene en cartera el gobierno con su particular interpretación de la memoria histórica, la ampliación del aborto y la ley sobre identidades de género, componen un panorama que hace que los cristianos seguidores de Unió en su momento tengan muy difícil apoyar con su voto la candidatura socialista.

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