La anunciada fusión entre CaixaBank y Bankia para crear la primera entidad para activos financieros en España, permite dejar volar la imaginación y soñar que hubiera podido pasar con un gobierno de la Generalitat avalado a lo largo del tiempo por su solvencia y calidad, que hubiera inspirado una fusión entre Caixabank y el Banco de Sabadell.
Naturalmente, en este escenario La Caixa, tanto el banco como la Fundación, habría mantenido su sede social en Cataluña que nada habría amenazado su independencia, todo lo contrario. En este supuesto de fusión, más bien absorción por parte de Caixabank dada la diferencia de tamaño, habría resultado también la primera entidad en activos de España y la décima de Europa con casi 600.000 millones de euros. Cataluña, Barcelona, se habría convertido en una plaza financiera de rango europeo e internacional con todos los atractivos que este hecho genera para actividades subsidiarias de estos grandes centros de decisión.
Es posible que hubiera razones estrictamente técnicas que quizás no hacían aconsejable la fusión desde el punto de vista del negocio bancario. Lo desconocemos. O quizá sí. Quizás habría resultado una buena integración. En todo caso, hoy es economía ficción y sólo sirve para dibujar escenarios de todo lo que Cataluña va perdiendo con la obsesión de una parte de sus dirigentes políticos y económicos para una independencia que saben que ellos, al menos, no verán nunca.