Una de las primeras explicaciones que dio Sánchez del porqué de tantas muertes en España -ya son más de 23.000- en relación con el tamaño de su población a causa de la Covid-19, fue por el elevado nivel de envejecimiento de la población española, lo que solo puede producir preocupación, más cuando de forma intempestiva se tramita una ley para legalizar la eutanasia en el Congreso.
En Japón, con una proporción mayor de envejecimiento y el triple de población que España, solo han fallecido 300 personas mayores.
Después se refirió como justificante a otro argumento distinto. Ya no era la edad, sino “los usos sociales” y el hecho de ser una potencia turística. Pero, Grecia y Portugal, con usos sociales muy similares (o todavía más “sociales”), a los nuestros y un importante peso del sector turístico, presentan una mucho menor proporción de muertos. Portugal, por ejemplo, sólo cuenta con unos 800, y Grecia con menos de 140.
Nos merecemos una explicación consistente porque, mientras no exista, podemos pensar con razón que el gobierno, como Cristóbal Colón cuando llegó a América, no sabe por dónde ha llegado al escenario actual. Y para empezar a encontrar respuestas debería empezar a indagar en tres lugares; Madrid, Catalunya y Andalucía.
A fecha 26 de abril, las dos primeras acumulan casi 12.500 muertos de los 23.190 de toda España, más de la mitad para una población conjunta que solo es el 30% del total. La clave del problema está ahí, y en los 59,99 muertos por 100.000 habitantes de Cataluñ i los 118,89 de Madrid, y solo, y ahí, está buena parte de la cuestión, los 13,61 de Andalucía y un total de 1.145 muertos, en la que es la primera comunidad en población de toda España. Y no será que Andalucía no presente una población envejecida o que sus “usos sociales” sean de distanciamiento protector, o que no resulte importante el turismo.
Si España se asemejara a Andalucía estaríamos en el estadio portugués o griego, pero no es así, sino que encabezamos el número de muertos por población (Bélgica, que numéricamente nos supera, cuenta los muertos en unos términos mucho más amplios que España). Lo que el gobierno y sus múltiples y variados expertos deben explicarnos es la causa de tamaña diferencia, y además hacerlo próximo, porque de lo contrario demostrará que ignora lo más importante, la diferencia entre vivir y morir.
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