Se ha publicado, como cada año, la clasificación mundial 2024 referida a datos del pasado año sobre la competitividad por parte de la escuela de negocios IMD, en la que se analizan 67 economías del mundo. El resultado es una descripción expresionista de la situación española.
Los primeros puestos de la clasificación
El primer puesto lo ocupa Singapur, que mejora 3 posiciones en relación con el informe anterior; el segundo puesto es para Suiza, que aumenta una posición; y el tercero, para Dinamarca, que pierde dos posiciones. Irlanda y Hong Kong, respectivamente, ocupan los dos siguientes puestos.
La posición de España en la clasificación
Descendiendo en la clasificación, constatamos que España ocupa el puesto 40, ya que ha caído 4 posiciones, lo que es significativo. Además, el país vecino, Portugal, ha ganado 3 posiciones y ocupa el puesto 36, superando claramente por primera vez a España. También hay un roce con Polonia, que ocupa el puesto 41, porque al aumentar 2 posiciones ha reducido 5 puestos de distancia con España. Y también, aunque por detrás, Italia, puesto 42, porque sólo ha perdido 1 y, por tanto, disminuye la distancia con España en 3. El balance no es nada bueno.
La causa de la caída española: eficacia gubernamental
De los cuatro grandes factores de análisis (rendimiento económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial y estructuras), el gran punto flaco de España y lo que le ha hecho perder posiciones hasta situarse en el número 40 de 67 países es la eficacia gubernamental. En 2020 este factor nos situaba en el puesto 44 y se ha ido retrocediendo sistemáticamente hasta caer en el 58, 14 puestos en 4 años, lo que es una brutalidad y define claramente el mal gobierno español que desmonta todos los discursos triunfalistas.
Desde que existe este índice, y hace más de 30 años, nunca ha habido una caída de eficiencia gubernamental tan importante en tan poco tiempo. Esto debería despertar todas las luces de alarma porque del gobierno dependen muchas de las demás variables de la competitividad.
Otros factores de análisis
El segundo factor que nos aleja de una mejor posición es la eficiencia empresarial, que nos sitúa en el puesto 38, mejor que la clasificación global de España, pero peor que otros muchos componentes que mide la clasificación, como el rendimiento económico y las infraestructuras, que en ambos casos ocupamos el puesto 27.
Las fortalezas de España
Un análisis más detenido de los cuatro grandes agregados nos permite ver qué es lo mejor y lo peor que tenemos. Lo mejor que tenemos es la gente que trabaja, su empuje económico y las infraestructuras. Si bien, es una virtud que va por zonas, ya que en el caso de Cataluña es que sus costuras están rotas y tenemos un colapso importante en la autopista vertebral, AP7, Cercanías y los ferrocarriles en general y la saturación aeropuerto de El Prat.
Las debilidades de España
En primer término, todo lo relacionado con el gobierno y también más allá de él con la política que realizan. Este punto coincide con los resultados de las encuestas tanto del CIS como del CEO, que sitúan la política como uno de los principales problemas que tiene el país. Si no lo cambiamos, acabaremos claramente ahogados. Junto a la política, lo peor es el mal funcionamiento de la burocracia, la falta de transparencia, el caso de Begoña Gómez es un ejemplo, porque pese a todo el escándalo montado a su alrededor, nadie nos ha dado todavía una miserable explicación desde el presidente del gobierno o la propia Gómez.
Hoy mismo, una nueva información del digital más odiado por el gobierno, Okdiario, señala que los contratos del gobierno en Barrabés suman ya 22,2 millones de euros de 8 ministerios y este empresario es el que se ha asociado con Begoña Gómez en sus iniciativas empresariales universitarias. Más allá de la máquina del barro, sería necesario que alguien del gobierno nos contara, por ejemplo, si estos 22,2 millones son ciertos y en qué consiste y cuándo se ha hecho su contratación.
Fiscalidad y productividad
También forma parte de lo que está peor, la fiscalidad y la productividad. En realidad, nadie nos dice nada que no sepamos, lo reúne por otras precisamente vías en un único paquete. Y atención, porque existe un aspecto que afecta a la actividad privada y que normalmente no aparece. Una de las peores calificaciones en este ámbito es el de las actitudes y valores. En ese orden de cosas, ocupamos el puesto 53, sólo 14 por encima del último de la cola, que se cierra con Venezuela y Argentina. También aquí podemos sospechar que nuestras élites privadas no sobresalen, sino más bien lo contrario.
Índice de competitividad: una buena radiografía de la realidad española más allá de la propaganda oficial Share on X