La valoración del gobierno de Illa y la del gobierno de Aragonès quedan reflejadas en la última encuesta del CEO (Centro de Estudios de Opinión de la Generalidad de Cataluña), titulada “Valoración del Gobierno y las políticas públicas 2024”.
La conclusión, en línea con aquellos aspectos comparables al último barómetro del pasado año, es que la insatisfacción por la política es una característica destacada, y la nota final es un suspenso. Solo aprueban los ayuntamientos, con un 5,3, mientras que la Generalitat alcanza un 4,8.
La Comisión Europea suspende también con un 4,5, y lo peor de todo, el Gobierno Sánchez, con un 4,1. Un dato a remarcar es que los votantes del PSC otorgan un 5,8 al gobierno de Illa y un 6 a Sánchez , en clara contradicción con el sentido general, lo que demuestra que, para el PSC-PSOE, el factor determinante es la segunda parte de su nombre.
La encuesta fue realizada entre el 25 de octubre y el 13 de diciembre y recoge la valoración de todo el año, aunque permite determinar, en una pregunta, la diferencia entre 2022, 2023 y 2024, cuando se celebraron elecciones en mayo. Los resultados de 2024 son peores en todos los temas, excepto en las relaciones Cataluña-España, aunque en una medida pequeña; 4,2 por 4,1, con una valoración menor respecto a la de otros ámbitos. Aprueban en 2024: la promoción de la lengua y cultura catalana, pero con un claro retroceso respecto al año anterior (5,6 a 6,1), el transporte y las infraestructuras (5,2 a 5,4), la sanidad pública (5,2 a 5,4) y la educación (5,2 a 5,4).
Estos datos son contrarios a la intuición, al menos en relación con la información publicada: retroceso del catalán, mal funcionamiento crónico de Cercanías —que, pese a no serlo todo, es muy importante en la movilidad pública de Catalunya—, quejas por las dilaciones y colas en sanidad, y los resultados del derribo de la enseñanza catalana, según todos los datos publicados.
Suspenden siempre, aunque empeoran en 2024, la lucha contra el cambio climático (4,6), el impulso a la economía y las empresas (4,6), la lucha contra la pobreza y la exclusión (4,3), las relaciones Cataluña-España (4,2) y la inseguridad ciudadana (4,2).
Valoran con un 5 o más al Govern el PSC (5,8), ERC (5,7) y los Comuns (5), lo que muestra que existe un grado notable de afinidad entre estas fuerzas. Cuando se hizo la encuesta a finales de año, gobernaba Illa, pero se podía tener memoria del gobierno de Aragonès, y esto puede matizar la nota, pero no hasta el punto de desvirtuarla.
Con carácter general, la encuesta nos aporta unos datos que muestran cómo ha cambiado el país debido a la inmigración: el 59% de la población ha nacido en Cataluña, el 17% en otras autonomías y el 24,5% en el extranjero. Ya hay más personas de esta procedencia que procedentes de otros lugares de España, mientras que los nacidos en Catalunya siguen reduciéndose por el dúo combinado de la mortalidad y escasez de nacimientos.
La primera lengua de uso es el castellano para el 53%, el catalán para el 32%, mientras que las demás lenguas representan el 15%. Nunca el catalán había experimentado una situación tan pobre.
La mayoría considera que la situación política de Catalunya es mala (48%) y la económica (43%), mientras que opinan que es buena el 21% y el 27%, respectivamente. Quienes opinan que ni es una cosa ni otra representan el 29% en ambas cuestiones.
Dos hechos ponen de manifiesto la realidad al menos en los términos que muestra la encuesta: Illa no ha modificado la percepción negativa de la política, y la población no registra el éxito económico del país que se atribuye Sánchez.
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