La locura de los mercados por las acciones de las grandes firmas tecnológicas prosigue en este comienzo de año.
Después de haber impulsado la bolsa norteamericana en su conjunto durante los 12 últimos meses, ahora el sector, capitaneado por las «7 magníficas», ha provocado que el índice S&P 500 alcance un nuevo record histórico absoluto, rebasando el pico previo de enero de 2022.
Según los analistas del Financial Times, estos buenos resultados de principios de año se deben a una combinación de dos factores: en primer lugar, la expectativa de que la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos) esté consiguiendo reducir la inflación sin causar una recesión grave, y, en segundo lugar, la esperanza de que los beneficios empresariales vuelvan este año con fuerza por la misma razón.
Todo ello hace que en las estrategias de inversión la renta variable (la bolsa) se convierta de nuevo en atractiva ante la renta fija (los préstamos), en un contexto en el que se espera que los tipos de interés vayan menguando.
Sin embargo, esta buena noticia para los inversos no se está traduciendo en una equivalente para el mercado de trabajo.
Efectivamente, los indicios de que el auge de la inteligencia artificial pondrá por primera vez en la historia en peligro a una multitud de puestos de trabajo cualificados se multiplican.
En una encuesta publicada justo antes de la inauguración del Foro Económico Mundial de Davos, un cuarto de los ejecutivos empresariales encuestados respondieron que esperaban que ya en 2024 la inteligencia artificial generativa (es decir, capaz de producir textos, imágenes, código informático, etcétera a partir de un modelo de aprendizaje) conduzca a una reducción de sus efectivos humanos de hasta el 5%.
El estudio, realizado por la consultora y auditoría británica PwC, establece que los sectores en los que el personal está más expuesto serán los medios de comunicación y entretenimiento, los bancos, las aseguradoras y las plataformas logísticas. Por el contrario, las empresas de ingeniería, construcción y tecnología serían las menos susceptibles de reducir personal.
Sin embargo, el propio sector tecnológico se encuentra inmerso en un vasto proceso de recortes de personal que se inició el año pasado. La propia Alphabet, matriz de Google, ha anunciado recientemente que tendrá que tomar «decisiones duras» y que despedirá a más personal este 2024, después de haberse desvinculado ya de 12.000 trabajadores en 2023.
Según los datos disponibles del sector, el pasado año se destruyeron más de 262.000 puestos de trabajo en el sector tecnológico. Y atención porque las supresiones no solo se produjeran en empresas pequeñas y start ups perjudicadas por el contexto de inflación, sino de grandes nombres como Spotify, que se separó del 17% de su plantilla, o de la plataforma de streaming Twitch, que despidió 37% de sus empleados. Amazon también se deshace de cientos de trabajadores, particularmente provenientes de sus departamentos creativos como Prime Video.
Todo apunta a que la destrucción de puestos de trabajo calificados causada por la inteligencia artificial no es un fenómeno pasajero. Por el contrario, según un informe recientemente publicado por el Fondo Monetario Internacional, en torno al 40% de los trabajos desempeñados por personas con estudios superiores están en riesgo de ser directamente sustituidas por la inteligencia artificial en países desarrollados como Reino Unido y Estados Unidos.
Sin embargo, son las personas que disponen de niveles de estudios más bajos las que se encuentran menos expuestas a perder su trabajo ante la inteligencia artificial. Esto se explica porque a menudo realizan tareas con un alto componente de trabajo físico o de interacción con otras personas: desde repartidores hasta camareros.
Combinados estos dos factores, se puede concluir que la inteligencia artificial puede generar un movimiento de decrecimiento general de los salarios, en particular en los países desarrollados: por un lado, habrá un exceso de oferta laboral altamente cualificada, y de otra, se seguirá necesitando personal para realizar tareas poco remuneradas.
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