La edición de este año del célebre encuentro en la estación de esquí de los Alpes no ha tenido tanto impacto mediático como la del año anterior, pero la reunión anual del Foro Económico Mundial no deja de ser un excelente escaparate para conocer mejor el pensamiento de las élites políticas y económicas, y analizar cómo perciben las grandes tendencias del mundo .
Y de hecho, una tendencia que se dibuja de la actual edición (del 16 al 20 de enero), es precisamente los importantes cambios en la lista de participantes.
Si bien Davos 2023 cuenta entre sus invitados con 52 jefes de estado y de gobierno, los principales líderes políticos mundiales están ausentes: ni el estadounidense Joe Biden, ni sus homólogos chino Xi Jinping y ruso Vladimir Putin, participan en él.
Emmanuel Macron, pese a ser un acérrimo defensor de este tipo de iniciativas globales, tampoco está presente (se puede entender si se tiene en cuenta lo que se juega con su nuevo intento de reformar las pensiones francesas). Lo mismo sucede con el nuevo primer ministro británico Rishi Sunak, a pesar de tener, como Macron, fuertes afinidades naturales con el evento.
Los mandatarios que en cambio sí han hecho acto de presencia son el canciller alemán Olaf Scholz (el único jefe de gobierno de un país del G7) y el presidente del gobierno español Pedro Sánchez, omnipresente en la escena internacional. También ha acudido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Mención particular merece Sánchez, quien el año pasado hizo una intervención ante un auditorio prácticamente vacío (aunque según dicen los entendidos, no es de extrañar que los participantes en el Foro de Davos no hagan acto de presencia en prácticamente ninguna intervención, ni tan siquiera los perfiles de primer nivel).
En su intervención en el plenario del martes, el mandatario español recibió los elogios del director del Foro, Børge Brende , quien le dio la enhorabuena «por los buenos resultados económicos», ya que «no sucede lo mismo en el resto del mundo».
Puede costar creer, sobre todo por los que se miran con detalle los datos macroeconómicos españoles, pero da una idea de la desconexión que puede haber entre la información que llega y se discute en Davos y la realidad.
Los otros grandes ausentes del evento de este año son los empresarios (ahora “oligarcas”) rusos. Según las fuentes informadas, desde el fin de la Guerra Fría el contingente de Rusia era particularmente numeroso y además muy activo en Davos: según se dice, eran el alma de las fiestas (por decirlo delicadamente) celebradas en la estación alpina. Evidentemente, su participación resulta imposible por las sanciones impuestas a raíz de la invasión rusa de Ucrania.
Dejando a un lado el caso ruso y el descenso del número de cargos políticos presentes, cabe destacar que la cantidad de ejecutivos empresariales se encuentra, en cambio, en pleno boom. De hecho, este año participan en Davos más de 600 directores generales o equivalentes de grandes empresas y un total de 1.500 ejecutivos de alto nivel. La gran mayoría provenientes de Estados Unidos, seguidos por los europeos.
La presencia asiática, en cambio, ha sido comparativamente marginal. Dato seguramente revelador de que el modelo actual de globalización occidental está llegando a su fin. Desde esa perspectiva, Davos se iría convertido poco a poco en un evento desfasado y alejado del nuevo foco económico mundial. Quizás las ausencias políticas de este año se explican por este mismo fenómeno.
Puede costar creer, sobre todo para los que se miran con detalle los datos macroeconómicos españoles, pero da una idea de la desconexión que puede haber entre la información que llega y se discute en Davos y la realidad Share on X