Europa no puede conseguir la paz en Ucrania

Los líderes de Francia Emmanuel Macron, Alemania Friedrich Merz, Reino Unido Keir Starmer y Polonia Donald Tusk visitaron Kiev el fin de semana posterior a las celebraciones del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa.

La propuesta que llevaron al presidente ucraniano Volodímir Zelenski fue exactamente la misma que Trump había exigido de Vladimir Putin dos días antes: un alto el fuego completo y sin condiciones de 30 días .

La visita también fue el enésimo ejercicio comunicativo del Viejo Continente para demostrar su apoyo a Ucrania, y contó por primera vez con el nuevo canciller democristiano alemán.

Sin embargo, tras las fotografías y declaraciones, lo que Europa demostró fue una vez más cuál es su iniciativa estratégica y seguir la línea marcada por la Casa Blanca.

Esto a pesar de que Donald Trump, su nuevo inquilino desde enero, haya cambiado radicalmente de posicionamiento hacia el conflicto bélico, y la antipatía manifiesta que existe entre este y los europeos.

Repasamos los movimientos europeos de los últimos meses.

En un primer momento, con la elección de Trump y ante las amenazas del presidente electo de detener inmediatamente la ayuda, Europa aseguró que mantendría su apoyo militar para permitir a Ucrania recuperar los territorios perdidos.

Más tarde, a principios de año, Macron propuso en una cumbre en París una especie de tercera vía entre sumarse a la iniciativa de paz de Trump y proseguir la guerra, que no llegó a articularse por falta de acuerdo entre los socios europeos y por la falta de recursos y de influencia real de los europeos sobre Rusia.

Tras el abucheo en el despacho oval de principios de marzo, Europa volvió a la posición del apoyo militar con una nueva ronda de abrazos con Zelenski y otra reunión esencialmente inconclusa, esta vez en Londres.

La más reciente visita a Kiev demuestra que en realidad, Europa se ha ido acercando lenta, pero inexorablemente, a la posición norteamericana desde que Trump fue elegido presidente.

La apuesta europea por el alto el fuego de Trump apunta a que el Viejo Continente tiene una falta de visión de conjunto y de capacidad de decisión propia, dos elementos básicos para poder elaborar política exterior. Europa se está rindiendo a la evidencia de su impotencia.

Cabe destacar que la sucesora de Josep Borrell al frente de la diplomacia europea, el alto representante Kaja Kallas, está totalmente ausente de la fotografía. Como ya explicábamos, desde que llegó al cargo, en vez de trabajar para tender puentes, Kallas ha encendido chispas cada vez que ha hecho declaraciones.

La irrelevancia de Kallas deja en evidencia la pérdida de favor y la opción de seguir apostando por la victoria militar de Ucrania sobre Rusia. Pero también la disfuncionalidad de las instituciones europeas (¿cómo es posible que se le ocurriera a Von der Leyen que Kallas era la persona adecuada para esta tarea?), y la imposibilidad de realizar en estos momentos una verdadera política exterior común.

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